104 años de la FJC | La Fede y las Juventudes Políticas

Alberto Nadra

La Argentina de los años 70 no solo fue escenario de represión y caos, sino también de un experimento político inédito: la unión de juventudes de una veintena de partidos históricamente enfrentados bajo la consigna “Liberación o Dependencia”.
Con un papel decisivo, en la orientación y estructura organizativa, de la Federación Juvenil Comunista (FJC) y la Juventud Peronista Regionales (JP-R), así como la entonces, combativa Juventud Radical Junta Coordinadora Nacional (JR-JCN), la Coordinadora de las Juventudes Políticas Argentinas (JPA), emergió como un faro de coordinación multisectorial en tiempos tormentosos.

Orígenes: Del Cordobazo al programa del Savoy, de Cámpora y Perón al golpe

Tras el Cordobazo (1969) –hito de resistencia contra la dictadura de Onganía, y expresión de un proceso de radicalización revolucionaria– las juventudes iniciaron alianzas basadas en acciones concretas.

El momento fundacional fue la “Marcha contra el Hambre” (abril de 1972) conocida como “El SanTelmazo”, un enfrentamiento masivo en las calles de ese barrio porteño, convocada por la combativa Intersindical liderada por Agustín Tosco. Allí, peronistas, radicales y comunistas desafiaron juntos la la dictadura de Lanusse, sembrando las semillas de un diálogo impensado, que incluyó la coordinación de su estructuras de autodefensa ante la represión.

En la madrugada del 26 de mayo de 1973, tras el triunfo de Héctor Cámpora, las juventudes confluyeron nuevamente en el “Devotazo”, cuando forzaron la liberación de los presos políticos encerrados en la cárcel de Devoto.
Poco después, en el Hotel Savoy de la Capital Federal, 18 organizaciones juveniles firmaron un documento programático que clamaba por la “liberación nacional y social”, el primer paso en la conformación de las JPA.
Hasta entonces, la unidad de peronistas, radicales, comunistas, socialistas, intransigentes y democristianos era impensable, y la mayoría de las dirigencias partidarias, salvo la del Partido Comunista, la miraron con recelo y temor reaccionario.

En particular, en el caso de la FJC y la JP-R, ese acuerdo, aún con matices, tenía un horizonte: la “Patria socialista”, consigna tras la cual movilizaban entre 50 y 100.000 jóvenes solo en Buenos Aires, con cifras similares en el resto del país.

Tres pilares estratégicos:

Solidez ideológica: Un programa antiimperialista y antioligárquico que vinculaba la lucha reivindicativa con la disputa del poder, la realidad argentina con los procesos revolucionarios continentales y mundiales. Todo bajo el principio de “Cada fuerza mantiene su autonomía, pero subordina taticas a los acuerdos de conjunto”.

Unidad operativa: Comandos conjuntos en todo el país, bajo una direccion nacional unificada. Planes autónomos en ciudades,  barrios, centros de estudios, fábricas, y hasta en los ámbitos artístico y deportivo.

Innovación táctica: Combinación de acciones legales (hasta el golpe de 1976) con estrategias semiclandestinas, adaptándose a la brutal represión. 

Pero, como una lección para nuestros días de internas irritantes, acuerdos electorales vacíos de contenido y sobre todo alejados de los dolores y necesidades populares, las tareas inmediatas dispuestas en el encuentro del Savoy fueron la convocatoria a una movilización frente al Congreso en el primer aniversario de la Masacre de Trelew y extender el acuerdo a nivel nacional y sectorial. Así, se constituyeron  más de 500 coordinadoras multisectoriales en ciudades, barrios, fábricas, colegios y universidades.

Las JPA alcanzaron su cenit el 23 de septiembre,  movilizando a centenares de miles de jóvenes en repudio al golpe contra Salvador Allende y –hecho insólito para la época- condenando  el “golpe gorila de 1955”.

Pese a las diferencias electorales, en particular en sindicatos y centros estudiantiles, se mantuvieron acciones conjuntas: desde rechazar la intervención fascista en la UBA y otras universidades hasta enfrentar las reformas regresivas del Código Penal, impulsada por el propio Perón.

Con el avance del terrorismo de Estado (unos 1.500 asesinatos entre 1973-1976 a manos de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA),  se resiente la actividad conjunta. La JP, desangrada y acorralada, optó por la clandestinidad, como parte de las organizaciones de masas vinculadas a Montoneros. En rechazo a su reincorporación a la Coordinadora, la Juventud Radical (JR-JCN) se aleja del nucleamiento, como ya en 1973 lo había hecho la del Frente de Izquierda Popular (FIP).

Hitos fundamentales del período

1969

En la Córdoba de la Reforma Universitaria, donde nació la confluencia “obrero-estudiantil”, luego de años de desencuentros con “El Cordobazo” revive la consigna “obreros y estudiantes, unidos adelante”.

1970

Brigada Santiago Pampillón de la FUA La Plata, por un acuerdo con la central chilena estudiantil, sobre la base del realizado entre la FJC y la Juventudes Comunistas de Chile. Participan independientes, peronistas y socialistas. No participa la Juventud Radical (JCN), que junto a “comunistas revolucionarios”, un sector del socialismo y la “izquierda nacional” codirige la llamada FUA Córdoba.

1971

·   Nace la Juventud Radical Revolucionaria (JRR).

1972

  Nace la Juventud Peronista Regionales (JP-R), a comienzos del año.

·   Marcha contra el Hambre, el 28/4, con la coordinación JP, FJC y JR (JR-JCN y JR-R).

1973

·   Devotazo, madrugada del 26 de mayo.

·   JP en Ezeiza, 20 de junio.

·   Savoy I, Primer pronunciamiento de las JPA con un llamamiento titulado “25 de Mayo. Por la Liberación contra la dependencia”.  

·   Plenarios del 2,6, 10 y 17 de agosto, el primero en sede histórica de la JP-R, en la calle Chile 1481. De inmediato, y en soledad, se aleja el FIP.

·   JP con las 62 Organizaciones, acto unitario frente a la CGT, el 31 de agosto de 1973, con Perón en el balcón.

·   “Marcha de la Liberación de Latinoamérica”, el 23 de septiembre, en repudio al golpe en Chile, en solidaridad con el cual se proponen enviar voluntarios para resistirlo. Inédito hasta ese momento: repudian, incluidas las dos juventudes radicales,  el “golpe gorila del 55”, que también firma las dos JR.

·   Las JPA editan y distribuyen 10.000 ejemplares de un libro de homenaje a Salvador Allende.

·   Operativo Dorrego, entre la JP-R y el Ejército, con participación de las JPA, para encarar la recuperación de las zonas inundadas en la Provincia de Buenos Aires. Entre el 5 y el 23 de octubre.

·  Savoy II, “II Asamblea Juvenil Multipartidaria por la Recuperación y la Liberación Nacional”, en noviembre, un escalón superior de la coordinación.

1974

·   Marcha contra las reformas al Código Penal, enero, después de que el ERP copara el regimiento de Azul. Represión.

·   Renuncian los ocho diputados JP-R para no votar las reformas represivas.

·   Nace la JP Lealtad, el 14 de marzo.

·   Marcha de la JPA por la libertad de varios detenidos en febrero: entre otros, Roberto Quieto, Carlos Caride y los apresados luego del “Navarrazo” que desplaza y encarcela al gobernador Obregón Cano y su vice, Atilio López. 300 detenidos.

·   Ronda entrevistas a funcionarios, partidos y legisladores, por agravamiento de la situación, en mayo.

·    Defensa conjunta de la autonomía universitaria frente a intervenciones abiertamente fascistas.

·   Montoneros en la clandestinidad, el 8 septiembre.

·   La JP se aleja de las JPA pero al tiempo se reincorpora. En desacuerdo,  se retira la JR-JCN. La FJC convoca a defender a los jóvenes peronistas y enfrentar la ola de asesinatos del terrorismo de Estado.

1975

·   Se resistente actividad conjunta. Represión, asesinatos: la JP-R, y en general toda la militancia juvenil, en la mira.

Bajo la dictadura, encender y organizar la resistencia

Días después del golpe, desde la FJC convocamos, dimos protección e impulsamos los primeros encuentros de un muy reducido grupo de dirigentes de las juventudes de los principales partidos.

Comenzamos, así,  una temeraria escalada de reuniones clandestinas o semipúblicas en iglesias, embajadas, clubes y hasta en locales partidarios, aunque en  la mayoría de estos últimos nos cerraron la puerta por temor.

Ese acuerdo por arriba nos permitió extender y darle cierta cobertura a las iniciativas en las distintas provincias: se reconstruye la FUA (Federación Universitaria Argentina), se juntan veinte mil firmas contra el arancelamiento universitario; se multiplican por miles los ejemplares de las revistas estudiantiles en los colegios, la más conocida de las cuales fue Aristócratas del Saber del Nacional Buenos Aires, un colegio que ofrendó la vida de más de 100 alumnos y ex alumnos.

También se realizan encuentros de la juventud de la Federación Agraria contra el plan Martínez de Hoz y pronunciamientos solidarios con Nicaragua en lucha contra el somocismo o en repudio al golpe de Estado de 1979 en Bolivia.

La marchas con el movimiento sindical combativo a la Iglesia de San Cayetano (“Pan, Paz y Trabajola dictadura abajo”, con fuertes enfrentamientos callejeros),  las denuncias y masiva concurrencia para respaldarlas ante la  de la CIDH y los días de Malvinas, mostraron los puntos más altos de la acumulación política juvenil, y no hubieran sido posibles sin ella.

En el caso de Malvinas, los carteles conjuntos de la JP y la FJC, repudiando  a la dictadura en todas las plazas del país,  no fueron gotas perdidas en el océano del apoyo de una parte de la ciudadanía: expresaron, en cambio, la voluntad de unidad acuñada en el trabajo de años —1971 a 1976, de 1976 a 1982—, frenado a sangre y fuego, primero por la Triple A y luego con el recrudecimiento del terrorismo de Estado con la última dictadura.

Los hitos fundamentales del período:

1976

·       Primeros reencuentros en abril y mayo.

1977

·   Primer pronunciamiento, contra el Plan Martínez de Hoz. Sin la JR-JCN. Le siguieron otros ocho documentos.

1978

·   Primera Semana de la Juventud por la Paz entre Argentina y Chile, con ochenta organizaciones juveniles: las JPA, más los plásticos (SAAP), escritores (SADE) la FUA, los organismos de derechos humanos y agrupaciones sindicales de base. El cierre en Vélez donde Gieco canta, por primera vez,  “Solo le pido a Dios”.

·   Delegación multisectorial al XI Festival de la Juventud y los Estudiantes, La Habana, Cuba.

·   Primer Seminario Juvenil de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). Se lanza la consigna que denuncia “El delito de ser joven” en dictadura y se prueba documentalmente que más del 80% de los desaparecidos eran jóvenes; la mayoría trabajadores, seguidos por los estudiantes.

1979

·   Declaración en Solidaridad con Nicaragua, junio.

·   Multipartidaria Juvenil en el Rincón Andaluz. Documento, 9 de Julio, por la democracia, los presos y desparecidos,  y en apoyo a la Central Única de Trabajadores (CUTA).

·   Declaración y homenaje a San Martin, en la Catedral Metropolitana, el 17 de agosto.

·   Visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Delegación juvenil y grupos con denuncias.

·   Segundo Seminario Juvenil de la APDH.

1980

·   Declaración en repudio al cierre Universidad de Lujan, febrero.

·   Declaración en repudio al golpe de Estado en Bolivia, agosto.

·   Segunda Semana de la Juventud por la Paz, con actos, mesas redondas, festivales y una “salida” de 1.500 jóvenes el 21 de septiembre.

·   Tercer Seminario Juvenil de la APDH: extenso y documentado análisis de la situación de la Juventud Trabajadora.

·   Movilizaciones a San Cayetano, por “Paz, Pan, Trabajo (…la dictadura abajo”). Primeros enfrentamientos ante la represión.

1981

·   Cuarto Seminario Juvenil de la APDH

1982

·   CGT a Plaza de Mayo, 30 de marzo. La primera batalla campal, que se repite, en junio, luego de la de la derrota en Malvinas.

·   Marcha del 16 de diciembre. Conocida como marcha de la Multipartidaria, pese a que fue producto de un acuerdo con el movimiento obrero, estudiantil y de derechos humanos. Más de 100.000 personas en la Capital y otros tantos en las principales ciudades del país. Feroz represión: decenas  de detenidos y de heridos. Dalmiro Flores, un obrero metalúrgico salteño de 28 años, fue fusilado a quemarropa por la espalda, por un policía vestido de civil.

Renacer y ocaso

Tras 1983, el relato oficial borró esta experiencia. Las dirigencias partidarias adultas, temerosas de su potencial revolucionario, promovieron el olvido. La prensa, y aún la academia,  la omitieron.

Después de la persecución a la militancia en los 70, en los 80  surgieron dos tesis que se potenciaron mutuamente, para abonar una tercera. Sobre la base de que la vieja militancia había sido violenta o ingenua, sostener que democracia sería una solución casi mágica a los problemas heredados.

Pero la situación era mucho más compleja.

En dictadura, el extermino de luchadores respondió a un cálculo preciso: imponer un modelo de renta y rapiña y exterminar a quienes podía resistirlo.

En democracia, el escaso relevo generacional que los enfrentara, permitió avanzar con relativa facilidad en los experimentos neoliberales. Prosperó un enfoque empresarial y clientelar de la política partidaria, que hoy es dominante y explica buena parte de la actual crisis de representación.

Sobre la generación de los 70 cayó la dictadura mientras enarbolábamos la consigna “Liberación o Dependencia”, en nuestro caso también por el socialismo. La generación de los 80 relanzó el Movimiento de las Juventudes Políticas (MoJuPo) con esa misma bandera en una conferencia de prensa en el Hotel Castelar: inicial concesión, ya que el Savoy provocaba demasiados recuerdos de las JPA.

La misma bandera pero otros rostros, rostros que ahora y a la distancia,  podemos decir preanunciaban un proceso de declinación, de sumatoria a las peores prácticas de la partidocracia y el abierto sesgo neoliberal, entre ellos una figura simbólica en representación de la JP: Patricia Bullrich, menemista, cavallista, macrista y ahora brazo represor de Milei.

Pero entonces, junio de 1983, el MoJuPo reapareció combativo y volvió a ganar las calles con una movilización de unos 50.000 jóvenes exigiendo libertad y democracia, sin concentración pero en marcha para eludir la represión, desde la Avenida Córdoba y el Bajo hasta el Congreso. Aun mayor, fue la realizada en repudio al asesinato del joven obrero metalúrgico Dalmiro Flores, en diciembre de ese año.

También coprotagonizó importantes movilizaciones en repudio a las presiones del FMI (1984, con dura reprimenda gubernamental a la JR-JCN) o el lanzamiento gubernamental de una regresiva “economía de guerra” (1985), que fuera rechazada en un documento y acto conjunto con la CGT (1986) o en una de sus últimas acciones de consideración, ya muy reducidas y debilitadas: brigadas solidarias a Nicaragua (“Malvinas Argentinas” en 1987 y “Agustín Tosco” en 1988), o  el repudio a la visita de George Bush (1990)

Este lento pero imparable proceso de declinación, transcurrió a caballo de profundos cambios internacionales (avance del neoliberalismo de la mano de Reagan y Thatcher, o el derrumbe del socialismo a nivel planetario) y nacionales (el agotamiento de la experiencia alfonsinista y el giro neoliberal del peronismo con Menem).

Lecciones para hoy: más que nostalgia, herramienta

Las JPA aportaron a la historia y experiencia del movimiento popular una enseñanza desconocida hasta entonces – y sepultada desde entonces- en cuanto a la construcción de poder popular: acuerdo político programático y orgánico, plan de acción nacional y local, amplia extensión territorial y sectorial, vinculando en cada lugar lo específico con lo general.

Su legado interpela: ¿Cómo construir proyectos colectivos que trasciendan el electoralismo vacío? ¿Cómo articular sueños de liberación y revolución en tiempos de fragmentación y posverdad? ¿Cómo, en ellas, constituir un núcleo que se proponga e impulse cambios revolucionarios?

Su historia no es mera nostalgia: es una advertencia de que el poder solo teme a los pueblos que entrelazan utopía con construcción de poder popular.

Al decir de Agustín Tosco: “La lucha no se reduce a confrontar, sino a prefigurar en el presente el mundo que queremos”.