Desde la Ciudad de Córdoba dialogamos con una muy querida amiga: se trata de Alicia Corzo. Detrás de este nombre hay historias. Historias personales de su niñez y de su infancia, que desde hace poco tiempo decidió volcar en un texto de su autoría, donde cuenta historias que involucran nombres, personajes, situaciones y, sobre todo, vivencias de una época siniestra. Una de las tantas duras épocas que nos ha tocado vivir como país y como pueblo. Desde temprana edad supo de persecuciones a su familia y especialmente a uno de los personajes de esta historia: su abuelo, histórico dirigente revolucionario comunista de Córdoba, Miguel Contreras. Decimos histórico porque la historia del movimiento obrero, estudiantil y popular de la provincia lo tuvo como principal protagonista de las luchas por las transformaciones sociales de Córdoba y también del país.
Miguel Contreras, entre otras cosas, fue fundador de la histórica Central de Trabajadores de Córdoba y también del Partido Comunista de la provincia, dio su apoyo sin concesiones a la Revolución Socialista de Octubre en Rusia, fue el principal impulsor de la Reforma Universitaria de 1918, y, más acá, firme defensor de la Revolución Cubana. No cabe en esta entrevista y en las pocas líneas que escribimos todo el bagaje de la vida militante de Miguel Contreras, la cual estuvo al servicio de la causa más noble y humana y que ocupó su tiempo hasta el final de sus días. Sólo intentaremos dar a conocer algunos pasajes de esa época a través de quien dialoga con nosotros. Por eso, dejaremos que sea ella quien nos lo cuente.
—Antes que nada te agradezco este espacio y por dedicarle todo el trabajo de mi abuelo y traerlo a la memoria de quienes lo conocieron así como también posibilitar a las nuevas generaciones acercarse a su pensamiento y su obra.
Me llamo Alicia Corzo, soy nieta de Miguel Contreras, docente de nivel medio y Licenciada en Gestión y Producción Teatral. Hace 25 años que me desempeño en escuela públicas y privadas. Considero a mi profesión como unas de las más nobles donde puede más la vocación de enseñar y acompañar a los alumnos en los procesos de conocimiento por sobre otras cosas. como unas de las más nobles que según el momento que atravesemos se torna más o menos difícil, pero siempre interesante. Publiqué “De escondites a primaveras. Relatos de una niña que atravesó la Dictadura” a mediados del pasado año, y la verdad no dejo de sorprenderme por la repercusión. En él narro la vida de la niña que fui en el seno de mi familia durante de dictadura militar. Considero mi obra como un homenaje a toda mi familia militante.
¿Qué te produce ser la nieta nada más y nada menos que de Miguel Contreras?
—Mi abuelo me produce admiración. Como su nieta no puedo sentir más que orgullo por su trabajo incansable y su mentalidad. En casa se nombró la Reforma Universitaria desde que tengo uso de razón. Su participación en ella hacía que fuera tema casi central de conversación en todas las mesas familiares. Entonces, nombres como Deodoro Roca y Alfredo Palacios resonaban hasta en las paredes. Con el paso de los años fui encontrando discursos, escritos sobre su trabajo en Chile y en otros países de Latinoamérica, así como también la mirada de distintos analistas y autores que fueron mostrándome al Miguel Contreras político, revolucionario, y eso me gustó, lo admiré más. La vieja guardia, como le llamo yo a los militantes del Partido de los años 70, no se cansan de hablarme de mi abuelo y su legado. Eso reafirma lo que siento por él.
¿Podrías contarles a los lectores tus vivencias en los primeros años de tu niñez en el seno de la familia Contreras?
—Recuerdo que en nuestra familia pasaban muchas cosas. Las casas eran casas movedizas, ágiles, concurridas por mucha gente. Yo conocía a dirigentes que venían de Buenos Aires o locales, sin tener noción de quiénes eran. Escuchaba con frecuencia anécdotas de cuando venía Horacio Guaraní y se alojaba en lo del abuelo, o una Mercedes Sosa debutante que también había pasado por ahí. Vos tené en cuenta que el abuelo era nada menos que el fundador del Partido Comunista con todo lo que ello implicaba, me refiero a las casas concurridas que luego en la época de la Dictadura quedaban vacías rápidamente cuando teníamos que mudarnos por unas semanas o más tiempo. Yo vivía a dos cuadras de la casa de mis abuelos, pero cuando teníamos que ir a escondernos no había despedidas y eso era muy duro.
¿Dónde y cuándo nace Miguel Contreras?
—Miguel Contreras nació en Córdoba Capital el 1 de diciembre de 1898. Está inscripto como Miguel Ángel Contreras, hijo de Petrona Contreras y padre desconocido. Está anotado en la Catedral de Córdoba, como se acostumbraba en aquella época.
¿Cómo recordás esos años de gobierno militar en la familia?
—Te digo que en aquel momento yo vivía mi vida normal, era lo que me había tocado, no me cuestionaba demasiado porque como nosotros éramos comunistas a veces nos teníamos que ir a esconder, ése era mi pensamiento de niña. En el libro lo digo varias veces: era la vida que teníamos y punto. Ahora a la distancia cuando recuerdo todo aquello admiro más a mis padres, tíos, amigos y a mis abuelos por vivir con convicción en medio de tanto peligro, por seguir militando entre tanto horror y por cuidar mi infancia de modo que yo no tuviera miedo de nada.
¿Qué enseñanza te dejó a vos haber vivido esos años junto a la familia de M C?
—Luego de escribir mi libro tomé dimensión de los valores con que se manejaron ellos hasta el final de sus vidas. Sin dudarlo puedo citar la honestidad, el valor de defender tus convicciones donde un mundo justo para todos es la verdadera revolución.
¿A tu juicio, cuál es el principal legado de M C para las generaciones actuales y futuras?
—Mi abuelo siempre me decía que no había que olvidarse de las raíces, de dónde ha venido uno. Creo que ese es el principio de todo. Porque desde aquel jovencito Miguel Contreras que con sólo 15 años dio su primer discurso en Plaza Vélez Sarsfield de Córdoba hasta el abuelo Miguel Contreras que con 88 años recordaba la Reforma del 18 con lágrimas en los ojos, habían pasado unos cuantos años pero la esencia era la misma y sus valores estaban intactos.
¿Qué te motivó contar en tu texto tus vivencias?
—Mi libro “De escondites a primaveras. Relatos de una niña que atravesó la dictadura” nació como un pedido de mi padre porque siempre hablábamos de estos recuerdos que yo tenía de aquella época. Son once capítulos que recorren toda aquello y te aseguro que cuando lo terminé lo vi convertido en un homenaje a toda mi familia y a sus camaradas, los que sobrevivieron y los que no lo hicieron.
¿Queda hoy algún familiar directo de MC con vida?
—Sí, queda Vera, la hija mayor de mis abuelos que hoy tiene casi 95 años. Ella es sin dudas la testigo presencial más directa del recorrido político de mis abuelos.
¿Qué quisieras decirles a los jóvenes de hoy a la luz de lo que pasa en el país?
—Que conozcan el pasado, que estudien, se formen, que tomen conciencia que la educación y la salud son un derecho y se deben defender a ultranza. Saber de donde venimos y lo que costaron muchas conquistas sociales les va a servir justamente para poner un límite a los avasallamientos de gobiernos antipopulares y crueles.
Alicia, sabemos que tu libro va por la segunda edición y que se está preparando una tercera. ¿Qué podes contarles a los lectores acerca de la experiencia del libro, su repercusión y qué expectativas tenés para la próxima edición?
—Estoy muy conmovida por la repercusión del libro. Soy una escritora independiente y para nosotros es muy difícil a veces hacerse conocer y que conozcan tu obra. En el mes de junio del año pasado presentamos el libro casi con la primera edición agotada y desde ese momento no paró. Como dije en aquella ocasión: “De escondites a primaveras” ya es de todos. Hay mucho trabajo de difusión en el medio, viajo seguido a Buenos Aires donde varias radios me han recibido muy bien en cada visita y eso hace que la gente conozca la obra. Una tiene sus propias expectativas, pero cuando sos independiente es muy incierto y depende mucho de uno mismo, del trabajo que se haga. Debo decirte que el libro ha llegado a Europa, Brasil, Colombia y Cuba, siempre de la mano de gente que sintió curiosidad por conocer a esta niña que atravesó la dictadura.
Finalmente algo que quieras agregar sobre tu abuelo.
—Quiero agradecer que siempre lo recuerden con tanta admiración y respeto. En mi corazón tengo al abuelo que llegaba a casa con su sombrero, tocaba en timbre y nos dejaba el periódico del Partido, me traía siempre caramelos y hablaba de Ho Chi Minhcomo de un amigo. De vez en cuando es necesario releer a estos hombres, porque aunque el mundo ha cambiado mucho, las necesidad de justicia y equidad para las masas siguen intactas.