En esta oportunidad estamos con el camarada Walter Gómez, quien nos da su apreciación sobre la situación de los trabajadores del sector en Neuquén.
De lo general a lo particular, ¿Cómo te gustaría comenzar tu apreciación?
—Brevemente por la historia. Nosotros vivimos en Cutral Co, a 70 kilómetros de Vaca Muerta. Aquí es donde históricamente vivieron los operarios del Pozo N° 1, donde arrancó la industria petrolera en el país, por la cual se desarrolló el ejido urbano. Sin embargo, estamos pegaditos a Plaza Huincul, divididos por una zanja, mismo lugar donde han vivido jerárquicos y profesionales relacionados con la empresa: mientras YPF les brindaba a ellos un lugar donde vivir, los obreros se apiñaban en Cutral Có en ranchos y viviendas precarias. Eso indefectiblemente es el origen, signado por la división y la lucha de clases en esta parte del país.
A profundidad de más de 600 metros bajo boca de pozo, el 29 de octubre de 1918 se llevó adelante la primera extracción de petróleo en nuestro país, en el Pozo N° 1 en Neuquén. Sin embargo, la perforación de este pozo había comenzado más de dos años y medio antes, en febrero de 1916; contó con jornadas laborales de 12 horas, las cuales incluían sábados completos y también parte del domingo; y parte de la mano de obra incluyó a 30 presos de la cárcel de Neuquén.
La actividad hidrocarburífera en la Argentina había iniciado once años antes con el hallazgo de petróleo en Comodoro Rivadavia, Chubut. Y, según el Senado de la Nación, a principios de la década del 20 ya “había cuatro empresas que realizaban perforaciones: Astra, Anglo Persian Oil Company, Kinkelin y Titan. En 1924, a los 609 metros de profundidad se extraían 700 litros de petróleo por día y los Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) de Plaza Huincul cubrían una extensión cercana a las 8 mil hectáreas.”
¿Qué importancia tiene el petróleo para los neuquinos?
—El desarrollo urbano y social de la provincia ha sido a instancias del extractivismo petrolero, y a esto hay que agregarle el componente energético de las represas hidroeléctricas, que son en total nueve en la provincia, además de la minería extrayendo oro y metales preciosos. Igualmente podemos decir que Neuquén conserva la fisonomía de un gran campamento petrolero, con 40 mil petroleros, y de cada uno de esos petroleros perviven 15 personas, en empresas derivadas y servicios. Su desarrollo cívico e histórico es el oro negro. La provincia depende económicamente de las regalías, que son de un 12%
Neuquén alcanzó los 390.326 barriles de petróleo por día durante el mes de abril, el mayor volumen registrado hasta el momento; mes a mes viene rompiendo nuevos récords: en enero se había llegado a los 374.892, mientras que en febrero rondaban los 381.570, y en marzo se alcanzaron los 385.575 barriles diarios. Este aumento en la producción entre enero y abril, representa un 8,59% de incremento en comparación al mismo período del año 2023. Por su parte, la producción de gas también viene teniendo un incremento histórico, debido al aumento de actividad en Vaca Muerta, el segundo mayor recurso no convencional de gas a nivel mundial.
¿Cuáles son las características y particularidades de la política neuquina?
—Por un lado, la ausencia del peronismo, como elemento diametral de diferencia con prácticamente el resto del país. Aquí gobierna Rolando Figueroa del MPN Movimiento Popular Neuquino y sus fracturas o derivaciones. El MPN es una expresión casi feudal de la familia Sapag, histórica poseedora del suelo y los destinos de los neuquinos, y hoy acompaña la deriva de Javier Milei. Y por otro, la característica esencial es la clase obrera y el pueblo trabajador en general, los cuales se signan por la determinación y la firmeza en la lucha popular, con ejemplos como las puebladas de Cutral Co y Plaza Huincul, que son parte de la memoria de nuestra clase a nivel nacional en la era privatista del PJ menemista en los 90; también tenemos la herencia Mapuche y la influencia comunista de los hermanos chilenos, que son un aporte constitutivo de esta expresión y desarrollaron las primeras luchas en lo que era territorio nacional administrado por militares. En esto, sin lugar a dudas, aparece en la memoria Antonio Alac y las batallas del Choconazo.
Una de las primeras puebladas de más relevancia en los años 90, se dio a finales de 1993 en Santiago del Estero. La mañana del 16 de diciembre de aquel año, una camioneta fue dada vuelta, y, frente a la Casa de Gobierno, comenzó a arder. Esas llamas no sólo fueron el inicio del Santiagueñazo, sino que también constituyeron el comienzo de la implementación de métodos de lucha que posteriormente estarían sumamente ligados al movimiento piquetero en la década de los 90 y principios de los 2000 en Argentina.
La situación que se vivía en Santiago del Estero, lejos de quedar confinada a una provincia, se extendió al resto del país y tuvo su punto más álgido en los llamados ‘pueblos petroleros’, donde la privatización de YPF hizo estragos sobre la vida de la clase trabajadora. Uno de los lugares afectados por el creciente número de desocupados fue Senillosa, localidad elegida por Jorge Sobisch, gobernador por aquel entonces de Neuquén, para anunciar en septiembre de 1993 que en 10 meses se acabaría con la desocupación en la provincia. 14 meses después de aquel anuncio, de 6.000 habitantes, el desempleo afectaba a 2.500 de ellos. Allí, tras la conformación de asambleas populares de los desocupados trabajadores de la construcción, se llegó a la decisión de cortar la crucial Ruta 22, único enlace entre la Capital y el interior. Al día siguiente se sumaron nuevos vecinos, y se estableció un paro general en toda Senillosa que acompañó el corte y obligó al Ministro de Gobierno a hacerse presente y a ofrecer la reactivación de varias obras locales como atenuante a una situación que recién comenzaba a nacer en Neuquén.
La Ruta Nacional 22 atraviesa Neuquén y une Senilloa con localidades como Cutral Co y Plaza Huincul. En la periferia de esa ruta, en el interior y en la Capital de la provincia, la organización del movimiento de desocupados fue tomando más fuerza, y obligó al gobierno provincial a sancionar la Ley 2.128 que estipulaba la creación del Fondo Complementario de Asistencia Ocupacional, a través del cual cada jefe de familia desocupado recibiría 200 pesos como subsidio. Sin embargo, para junio de 1996 la situación que el gobierno provincial y nacional buscaba patear, se hizo insostenible: los pueblos de Cultral Co y Plaza Huincul tenían un 30% de desocupación, los subsidios no bastaban y 1.500 familias habían sido afectadas por el corte de suministro de luz y gas por falta de pago. Ahí, nuevamente en la Ruta 22, con el invierno patagónico en puerta, sin servicios básicos y soportando años de políticas neoliberales, las puebladas de Cutral Có y Plaza Huincul impulsaban y oficializaban el corte de ruta como uno de los métodos esenciales de los que ya lo habían perdido todo.
Antonio Alac alguna vez se referiría a las condiciones laborales de El Chocón como “pésimas y las de vivienda peor. En ese momento no nos pagaban el 40% del plus salarial por zona alejada, por zona inhóspita. Vos tenías la obligación de trabajar 12 horas por día. La gente vivía en galpones que se estaban construyendo para vivienda, y había galpones ya construidos donde vivían 80 ó 100 personas. Una cama al lado de la otra, sin tener donde lavarse o bañarse. Los baños estaban haciéndose. No te olvides que nosotros trabajábamos con temperaturas de hasta 15 ó 20 grados bajo cero. No podías tomar vino. Las mujeres no podían venir a visitarte. ¡Una cantidad de prohibiciones que parecían de un campo de concentración!”
Apenas unos meses después del Cordobazo, también la gesta de lo que sería conocido como ‘el Choconazo’ tendría lugar en nuestro país.
Obreros de todas partes de Argentina —y también de países limítrofes, especialmente de Chile— habían llegado a Villa El Chocón, con el objetivo de trabajar en la construcción de la represa. Para finales de 1969, ocho trabajadores habían muerto accidentados a causa de las inhumanas condiciones laborales. El propio empresariado calculaba que alrededor de treinta y dos obreros morirían durante la construcción total de la represa.
La dictadura de Onganía ya había recibido uno de sus mayores golpes en el Cordobazo, y a finales de 1969 volvería a sufrir otro, de la mano de los obreros de la construcción, quienes exigían 40% de aumento salarial, además de mejores condiciones de trabajo, adicionales por trabajos que arriegasen su vida, entre varias mejoras más.
La complicidad entre la patronal y la UOCRA dirigida por Rogelio Coria era el pilar fundamental para lograr que la represa se construyera con las mayores ganancias posibles para Impregilo-Sollazzo. Frente a esta entrega total, los trabajadores se propusieron superar a la cómplice burocracia, eligiendo en asamblea a tres nuevos delegados: Antonio Alac, Armando Olivares y Edgardo Torres. Sin embargo, tanto la empresa como el sindicato intentaron desconocerlos, y los tres fueron despedidos y arrestados.
Hartos de todos estos atropellos, en diciembre de 1969 los trabajadores de la represa pararon toda actividad y se declararon en huelga. Además de exigir la reincorporación de los tres delegados despedidos, se reclamaban cambios profundos en la situación laboral que se vivía en El Chocón.
Para principios de 1970 las condiciones seguían de la misma manera, y en febrero se decidió volver a la huelga y ocupación, lo cual duró hasta mediados de marzo.
¿Cómo es la cuestión de las regalías en Cutral Co y Huincul?
—En estos últimos años se produjo una fractura al interior del MPN, dando origen a Participación Neuquina, donde se destaca el intendente que se apellida Río Seco, que logró sacarle a las petroleras una regalía del 25%, algo que es una novedad y un índice demostrativo de que se puede ir por más. Para las petroleras Shell, Exxon, Tecpetrol es un vuelto aflojar en pesos una mejora para las condiciones de explotación y expoliación que implementan.
¿En qué consiste el trabajo del petrolero?
—Primero debemos resaltar la peligrosidad de la tarea, se trabaja con hidrocarburo material tóxico y explosivo que ocasiona habituales accidentes de grandes consecuencias, maquinaria pesada y trabajo en altura distanciado de las ciudades. No son pocos los casos de mutilaciones, paralíticos, caídas y/o muertes.
Son tres sectores: la perforadora, que son equipos hasta de 60 compañeros; los equipos de terminación, que es la reparación de pozo y la puesta a punto en optimización, dejar el pozo con presión para su desempeño; y el pooling que consiste en cuadrillas más reducidas que hacen el mantenimiento y reparación de la cañería. Todas estas tareas se ejecutan en el campo.
Por este desempeño se cobra plus, leyes y artículos relacionados a nuestro laburo.
¿Existe presencia de la izquierda y el sindicalismo allí?
—Sí. Por un lado, estamos nucleados en el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neuquén, La Pampa y Río Negro, el Secretario General es Marcelo Rucci. Algo que podríamos subrayar es que el obrero está desprovisto de conciencia de clase, se autopercibe de clase media por gozar de estabilidad y salarios superiores a la media, algo que entró en crisis en esta etapa de ajuste y carestía. Por otro lado, hubo una etapa de auge del trotskismo en Zanon / FASINPAT, con los límites propios de una práctica que, en su desenlace, es reformista, por el origen pequeñoburgués de su matriz orgánica/política. Lo que urge es la presencia del comunismo de combate para las batallas que hay que librar en esta coyuntura que apremia.
El Choconazo fue una pata fundamental en la apertura de la tradición de combate de los obreros de la construcción. Trabajadores de Chile, Paraguay y Bolivia llegaron a la Patagonia en busca de nuevas oportunidades laborales, y allí se encontraron desoladoras situaciones de maltrato, hacinamiento y sueldos de miseria. Atravesada por una dictadura, la Argentina vio surgir una organización obrera en diferentes partes del país, y la Patagonia no fue la excepción.
Antonio Alac, camarada y militante del Partido Comunista Argentino, fue precisamente uno de los impulsores de esa organización obrera; elegido por sus compañeros como delegado en 1969, fue uno de los impulsores del Choconazo.
En 1970 el aparato represivo del Estado intentó que los trabajadores en huelga entregaran a Antonio. Sin embargo, éstos se negaron, y ante esa negativa se desató una feroz represión.
“Nosotros teníamos piquetes y guardias obreras que recorrían todo permanentemente. El perímetro tenía unos 700 u 800 metros. Estábamos cercados. Había patrullas de la policía, de la brigada de choque contra las manifestaciones, etc. Teníamos que cuidar cada parte del perímetro. Las guardias nuestras tenían rifle, revólveres, pistolas, bombas molotov, etc. Una de las cosas más serias que nosotros manejábamos era la cuestión de los explosivos. Había gente con mucha experiencia. Porque esa obra también se caracterizó por contar con trabajadores de distintas nacionalidades. Había brigadas de trabajadores chilenos, contratados en carpintería, que habían sido contratados poco antes de la huelga. La gente de Chile venía ya organizada con delegados. Eran como 200. Cuando llegaron, nosotros los entrevistamos. Nosotros no les pedíamos que actuaran pero les pedíamos que no trabajaran. Así lo hicieron. Después teníamos gente muy interesante, muy definida alrededor de las luchas, de origen uruguayo. También participaron trabajadores bolivianos y paraguayos. Los hermanos bolivianos eran gente que tenía una gran experiencia en el tema explosivos, por ejemplo en la mina Siglo XX. Eran quienes estaban responsabilizados en este tema en algunos preparativos”.
¿Cuál es el reclamo?
—Fundamentalmente el impuesto al salario, por esta cuestión se había decretado un paro de 48 horas para acompañar al último Paro General, pero la justicia dictó conciliación obligatoria y terminó siendo sólo de 24 horas. La constante situación de riesgo por las carencias en la seguridad industrial, sumado a la rabia por el retorno de la imposición de la retención al salario, que ellos le llaman “impuesto a la ganancia”. La estrategia del sindicato es lograr que los gobernadores patagónicos y sus legisladores logren levantar el piso del impuesto, que hoy es de 1.500.000 pesos. La Ley Bases, por su parte, es una espada de Damocles sobre nuestro trabajo y nuestro salario, el cual depende fundamentalmente de los precios internacionales del crudo, afectando en la reducción de personal y el comportamiento empresarial en general.
Una situación paradójica mientras oficialismo y oposición levantan la dieta a 6 millones de pesos promedio, además de que están legislando sobre cláusulas impositivas del salario del trabajador, que perdió poder adquisitivo en forma acelerada desde el gobierno de Mauricio Macri en forma continua, debido a la inflación y las disparadas del dólar.
¿Cómo sigue la lucha?
—Fundamentalmente alertas y expectantes del tratamiento de la Ley Bases que le declara la guerra a la clase obrera y al pueblo todo, y en particular a lo que atañe a nuestro sustento. Estamos en estado de asamblea, y volveremos al paro, de continuar esta práctica regresiva desde Balcarce 50.
Hoy, más que nunca, ante la situación que vivimos en la Argentina, con un gobierno de ultraderecha dispuesto a todo para garantizar la maximización de las ganancias de los monopolios, a la clase obrera no le queda otra alternativa más que tomar los ejemplos de las gestas históricas de su clase, convirtiéndolas en las luchas que debemos dar contra el feroz plan motosierra.