En el marco de un brutal ajuste que viene sellando la declaración de guerra por parte del gobierno de Javier Milei contra la clase obrera, donde, mediante diferentes leyes y diferentes decretos, pretenden avasallar los derechos de los trabajadores, es fundamental la organización por medio de núcleos de acción que se propongan una lucha, no sólo por reivindicaciones propias, sino, además, por grandes transformaciones que contengan los intereses de la clase obrera y el pueblo en su totalidad. En ese sentido, se vuelve crucial un sindicalismo combativo que actúe entre las masas de trabajadores de forma constante y consciente, y que bajo la dirección de un programa que ofrezca una salida a los padecimientos causados por el capitalismo y sus gobierno garantistas.
De esta manera, mientras el ajuste y la represión van en aumento, expresiones de resistencia también comienzan a emerger, como hemos podido ver en la jornada de lucha contra la Ley Bases el 12 de junio; y del movimiento obrero crecen las bases para que una corriente sindical clasista y combativa como la COSIAC (Corriente Sindical Alberto Caffaratti) se vaya asentando en diferentes puntos de Argentina.
Ejemplo de esto es el hecho histórico contenido el 6 de junio del 2024 en Villa Merlo, provincia de San Luis, donde, después de años de espera entre burocracia, internas y recelos, finalmente se desarrollaron las elecciones de ATE, de las cuales un comunista fue uno de los protagonistas, siendo elegido como delegado en su área de trabajo.
Gabriel, con una gran trayectoria de militancia anticapitalista, tiene ahora la oportunidad y responsabilidad de defender el convenio colectivo ante los atropellos de un gobierno antiobrero y antipopular que lleva adelante el desguace del Estado con un proyecto de entrega, ajuste y represión. Con la participación democrática en este acto eleccionario de compañeras y compañeros que, incluso, no eran afiliados al gremio, la propuesta de los comunistas, además de ser convincente, es acertada, y también se traduce en la necesidad de un cambio en las antípodas de la burocracia sindical, donde el componente y las reivindicaciones de clase empiezan a jugar un rol preponderante en este escenario. Y este cambio viene al calor de esos primeros delegados anarcosindicalistas y comunistas, luchando contra la burocracia naziperonista sabiendo que podían tener consecuencias como perder su familia o incendiarles la casa, como fue lo que sucedió con la familia de Gabriel en dos oportunidades, y, aun así, hoy continúa organizándose para aportar a la construcción en el movimiento sindical y mejorar de esta forma las condiciones de los trabajadores.
“Hoy tengo la oportunidad de seguir esa lucha y con el ejemplo de mi abuela, quien era comunista y delegada gremial, pienso seguir adelante en construcción de un mundo mejor, desde mi trinchera que hoy será la de ser delegado en mi lugar de trabajo”, en palabras del nuevo delegado.
Esto representa un gran logro para el desarrollo de un sindicalismo combativo de la mano de los comunistas, insertándose en el seno del movimiento obrero organizado para representar los intereses de los trabajadores y trabajadoras. Con el ejemplo histórico de camaradas como Alberto Caffaratti, Rubens Iscaro, siendo consecuentes con nuestras ideas, avanzamos hacia la construcción de un Partido Comunista fuerte y activo.