Comité Central del Partido Comunista Argentino
Hace pocos días, nuevamente, el gobierno de Javier Milei y Victoria Villarruel mostró su verdadero rostro: el de una pandilla de especuladores y estafadores, arrodillados ante los monopolios y el capital financiero.
Con la estafa de $Libra, promovida desde el gobierno, se revela el carácter rastrero de esta gestión, que encuadra dentro del Plan Motosierra. Este plan se basa en un ajuste a la clase obrera y al pueblo argentino en todos los ámbitos: desde el bolsillo, licuando los salarios, hasta en la salud, la educación, la cultura, entre otros. Además, es un plan de entrega del patrimonio nacional, de nuestros recursos estratégicos en manos de los monopolios, principalmente estadounidenses, y, a la vez, un plan represivo ante cualquier tipo de manifestación o reclamo popular.
Los comunistas no nos horrorizamos de que el Presidente haya violado la Constitución Nacional, utilizando su cargo para beneficiarse económicamente. No es la primera vez que un presidente burgués viola la Constitución burguesa. No respetar las reglas que ellos mismos establecieron es lo más natural en un sistema basado en la mentira. Pero rara vez queda tan expuesto el crimen. ¿Qué se puede esperar de un régimen tan corrupto y decadente, que tiene un presidente que organiza públicamente una estafa para enriquecerse? La realidad es que este régimen viene agrediendo a la clase trabajadora argentina desde hace décadas. El problema principal es la ofensiva antiobrera y antipopular, que se traduce en la gran crisis económica que carga sobre sus espaldas nuestra clase. En términos sencillos, el Plan Motosierra es el problema inmediato, al que se le suma este carácter fraudulento, que se enmarca dentro del modo de producción actual.
Algunos sectores del variopinto arco “opositor” intentan sacar partido de manera oportunista con un supuesto juicio político, a sabiendas de que no tiene ningún futuro, más allá de ganar tiempo para tratar de desviar la atención de los graves problemas que hoy aquejan a la gran mayoría de nuestro pueblo. Por otro lado, buscan obstaculizar cualquier respuesta popular ante el desvergonzado hecho corrupto.
Las distintas facciones de la burguesía, que le garantizan la gobernabilidad al binomio Milei-Villarruel, juegan sus cartas para poder salir bien paradas dentro de este contexto electoral. La socialdemocracia, principal socia de Milei, presentó un pedido de juicio político, que no es más que un dique de contención ante la profundización de los antagonismos de clase como consecuencia de las políticas de ajuste. La estrategia del peronismo, que ha sido cómplice desde el ballotage al no oponerse nunca y votar todas las leyes, es poder contener cualquier tipo de reacción popular, para colocarse nuevamente como alternativa en el poder.
Ni uno ni otro garantizará una salida a la actual crisis; al contrario, lo que intentan es evitar cualquier expresión de descontento popular que pueda desencadenar movilizaciones y luchas organizadas que interrumpan el plan de este gobierno, que no es otro que el de los monopolios.
El Partido Comunista Argentino rechaza el pedido de juicio político como un método válido para enfrentar al gobierno y solucionar la gran penuria que vive el pueblo argentino. Por el contrario, el juicio político no es un método de combate de la clase obrera; es una vía de la institucionalidad burguesa para solucionar entre las distintas facciones capitalistas la cuestión del poder, evitando todo levantamiento de los trabajadores. Cualquier medida, sea cual sea, contra este gobierno, debe ser impulsada por la clase trabajadora, y no por los partidos patronales en su estrategia oportunista de alternancia.
El Partido Comunista Argentino nuevamente afirma que la manera de enfrentar a este gobierno es en la calle, pero no con el espontaneísmo que se vive en estos tiempos, sino con organización obrera y popular, con la unidad de todos los que quieran luchar contra este gobierno, coordinando a los distintos sectores en lucha y las distintas capas de nuestro pueblo afectado por el Plan Motosierra, con los métodos históricos de nuestra clase, sin confiar en los métodos que utiliza la burguesía para garantizar el poder.