El 1° de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, la cita de honor del proletariado mundial, en Argentina no se ha estado a la altura de los ataques de la burguesía contra la clase obrera de nuestro país –y de todo el mundo–. No es la primera jornada en la que pasa, ya lo hemos visto con las movilizaciones contra la Ley Ómnibus en febrero y marzo; si bien fueron jornadas de lucha, y el Partido Comunista participó, no se ha estado a la altura de la gravedad de esta ley. También se pudo ver durante el segundo round, a finales de abril, con la media sanción de la Ley Bases, donde quedó demostrado la dificultad que se tiene a la hora de alcanzar masividad en las movilizaciones, lo cual evita cualquier tipo de victoria popular.
Esta situación tiene varios causantes. Existe una descoordinación de las luchas, porque, si bien hay conflictos –y muchos– todos los días, no existe coordinación (por un lado, los trabajadores de Aerolíneas; por otro, la lucha de los desocupados por trabajo digno y el pan; mientras se levantan los estatales, los aceiteros del Puerto de San Lorenzo llevaron adelante un paro contra la Ley Bases). Insistimos: hay luchas, pero faltan dos cosas esenciales: una coordinadora de esas luchas, y un plan sostenido y con objetivos que logre dar los golpes necesarios contra la política antiobrera del gobierno de Javier Milei. La dispersión del movimiento popular nos está llevando a no tener grandes victorias. Con esto no buscamos adoptar un discurso derrotista, por el contrario, creemos que existe una necesidad de que, como clase obrera, balanceemos por qué el gobierno avanza con su plan de ajuste, entrega y represión sin saltos ni explosiones. Entendemos que vienen habiendo respuestas, pero no están siendo contundentes ni están altura de los golpes recibidos.
En ese mismo sentido transcurrió la jornada del 1° de Mayo, que debió ser una de las principales movilizaciones en lo que va del año, además de la respuesta ante el avance contra la clase obrera, y, sobre todo, porque transcurrió horas después de la media sanción a la Ley Bases en el Congreso.
¿Qué pasó el 1° de Mayo?
La principal convocatoria, por no decir la única, fue hecha por la burocracia de la CGT. En principio, algo positivo, ya que en Argentina se ha perdido la costumbre –o se ha tomado la decisión política– de no realizar movilizaciones de importancia el 1° de Mayo. En medio de un contexto donde el gobierno buscaba adhesiones para la Ley Bases, la burocracia acordó, traicionando a la clase obrera, el paquete de reforma laboral, a cambio de quitar algunas medidas que perjudicaban a su caja burocrática. Como consecuencia de esa negociación, la dirección de la CGT decidió no confrontar abiertamente con el gobierno, como quizás sí intentó hacer un poco más en el Paro General de enero, lo que la llevó no movilizar a Plaza de Mayo ni al Congreso, sino al Monumento al Trabajo. Con una marcha no masiva y donde la burocracia no movilizó todo lo que tiene la capacidad de mover; sin un discurso confrontativo; este 1° de Mayo fue testimonial, y quedó muy debajo de lo que se necesita para enfrentar el avance patronal contra nuestra clase.
Por otro lado, se realizó un acto en Plaza de Mayo, del cual el Partido Comunista participó junto a otras organizaciones de izquierda. Con poca organización, una Plaza medianamente vacía, y una jornada que no duró más de una hora, fue otra convocatoria testimonial, con una izquierda que está siendo incapaz de crear algún tipo de alternativa y que no está pudiendo responder de forma contundente a los golpes de la burguesía. En resumen: éste fue otro 1° de Mayo que no alcanzó ni a rozar al poder.
El rol de la izquierda trotskista democratizante
El trotskismo es la fuerza hegemónica –por el momento– de izquierda en Argentina, y, aunque nunca llegó a tener ni el 1% de la influencia que tuvo el Partido Comunista durante décadas, hoy, en medio de la crisis del movimiento comunista argentino, ha tomado la posición hegemónica. Esta izquierda el 1° de Mayo se dividió en dos posturas: Izquierda Socialista y el Partido Obrero apostaban por ir a la cola de la CGT, mientras que el MST quería realizar un acto independiente en Plaza de Mayo. Este debate, que se extendió hasta pocas horas antes de iniciado el 1°, resultó en un sector marchando con la burocracia, mientras que otro confluyó en la Plaza. Aunque una parte pretendía hacer un acto independiente, sus esfuerzos para lograrlo fueron pocos, y terminaron apostando a un acto marginal, cuando hasta hace no mucho el FIT-U llenaba Plaza de Mayo un Día del Trabajador. Esta falta de esfuerzo real, de testimonios vacíos, nos permiten ver que la izquierda trotskista en su conjunto apuesta a no tener grandes confrontaciones, o que, debido a su política socialdemocráta, han perdido fuerza, lo cual les impide movilizar lo mismo que años anteriores, aunque también es necesario mencionar que el otro sector trotskismo que apostó a ir de furgón de cola del peronismo burócrata y cómplice del ajuste, debilitó la posible convocatoria independiente y obrera. Esta división dentro del FIT-U terminó siendo funcional a la burguesía, ya que su rol el 1° de Mayo fue perjudicial para la lucha contra el Plan Motosierra; el trotskismo, teniendo la posibilidad, junto a otros sectores de izquierda, de generar un gran acto independiente que perjudique al poder, optó por sumergirse aún más en el pantano del reformismo y plantarse como una izquierda adaptada al régimen. Es por eso que el movimiento popular debe también romper con el lastre llamado trotskismo, el cual tiene como único rol el ser conciliador y democratizante, además de carecer totalmente de vocación de poder.
¿Por qué los comunistas no fuimos a la cola de la CGT?
El Partido ha tenido actividades en todos los lugares donde está presente: en Córdoba en movilización y en actividades relacionadas al 1° de Mayo; en Entre Ríos impulsando actividad propia; en Buenos Aires movilizándonos a Plaza de Mayo. La decisión de no marchar a la cola de la CGT no nace de un purismo ideológico, ni de un izquierdismo infantil, ya que en la movilización del 24 de Enero participamos activamente, ya que entendemos que hay miles de obreros que se movilizan con la CGT, y es nuestra tarea ir a convencerlos. Sin embargo, este 1° de Mayo no podíamos ir de aplaudidores de la burocracia que, horas antes, había traicionado a la clase obrera al tranzar la reforma laboral con Milei, y que no iba a realizar una movilización confrontativa, sino testimonial, ya que no se movilizaba a Plaza de Mayo ni a Congreso. Por eso creemos incorrecta la postura del trotskismo de marchar sin ningún tipo de inserción, a la cola del peronismo entregador. Se deben generar nuevos espacios donde la clase obrera se sienta representada porque sus intereses están siendo defendidos: ésa es una de las grandes tareas de nuestro Partido.
¿Cuál es la perspectiva?
Es hora de romper con el quietismo, con los buenos modales, y con la desorientación del movimiento popular. Debemos generar un centro coordinador de las luchas, poner en discusión las medidas eficaces para destruir el Plan Motosierra, además de evitar lo que pasó el 1° de Mayo, y marchar hacia romper los lastres que viene arrastrando el movimiento obrero, en dirección de la confrontación y no de la conciliación. Para lograrlo, necesitamos un Partido Comunista fuerte, por eso cada día más obreros deben ingresar a las filas de su Partido, el Partido Comunista Argentino.