Fuera ingleses y la OTAN de Malvinas

Por el Comité Central del Partido Comunista Argentino

Para los comunistas el Gaucho Rivero es altamente reivindicable, porque su gesta encierra varios elementos que rompen con el patrioterismo del nacionalismo burgués. El Antuc, como le decían a Antonio Rivero, era mestizo, charrúa y peón rural, elevando a la calidad de prócer argentino a un obrero rural e hijo de los sometidos pueblos que componen nuestra argentinidad. Esa argentinidad que no habla un solo idioma y se hermana en el trabajo e, incluso, muchas veces en la pobreza. Rivero se rebeló contra los ingleses y también contra los argentinos que pagaban en bonos y contemplaron inmutables el izamiento de la bandera pirata, lo cual significó más hambre y agudización del régimen de trabajo.

Rivero y sus compañeros de clase, a facón y plomo, ajustaron cuentas con los verdugos y sus socios, y por unos meses gobernaron desde el 26 de agosto de 1833. Los isleños que ansiaban el rescate inglés se refugiaron en la isla Chancho, nunca mejor destino. La imagen de Rivero, como el monumento al obrero que debería haber en cada plaza principal constituyendo nuestra identidad comunista y argentina, es parte fundante de un patriotismo de nuevo tipo, obrero, popular y socialista. En ese patriotismo donde confluye la batalla de Mbororé, Juana Azurduy, Macacha Güemes, Dolores del Valle, el Che Guevara, Artigas y San Martín, y los obreros héroes de la Patagonia Rebelde contra los terratenientes ingleses, entre tantos otros que lejos de ser paisaje de una épica eurocentrista e hispanista, recoge las mejores tradiciones y ejemplos de las clases subalternas que a lo largo de la historia constituyeron las mayorías que somos hoy.

Ahondar sobre Malvinas es una cuestión muy cara a la argentinidad, y esta coyuntura reaviva el ejercicio de la memoria y el sentimiento anticolonial un 2 de abril, sometidos a la política cipaya de un gobierno nacional entreguista que no respeta el reclamo soberano y pone por encima de la causa Malvinas, la autodeterminación de los kelpers y una actitud genuflexa ante la corona británica.

La operación Rosario ponía en la palestra varias cuestiones.  A vuelo de pájaro tres centrales: la justa causa y razón argentina de exigir la soberanía sobre Malvinas, Islas Georgias y las once Sandwich del Sur; si bien, a todas luces, se notaban los hilos de una maniobra que buscaba estirar la frágil gobernanza de la dictadura, que, tras el mundial del 78, el descalabro económico y la venida de la CIDH, comenzaba a resquebrajarse. Por otro lado, hay que agregar la gran movilización del 30 de marzo de 1982 puso inquietos a los dictadores de nuestro país. Por último, el cálculo de que esta maniobra obligaría a la corona a parlamentar, mientras se escuchaba decir: “No van a venir”. Por esto mismo la jerarquía militar se ufanaba de que la recuperación no había tenido bajas isleñas ni del imperio británico (cuestión paradójica para sanguinarios avezados, en los menesteres internos).

El teatro de operaciones del conflicto se situó desde el paralelo 42 hacia el sur, incluyendo la plataforma submarina, y con el tiempo, tras el cese al fuego del 14 de junio, se conoció la incursión de embarcaciones livianas y comandos del SAS británico en las costas continentales argentinas, donde se produjeron 17 bajas y el derribo de un helicóptero Sea King chileno que hacía vuelo de reconocimiento en apoyo a la OTAN.

Es importante destacar la impericia de unas FFAA educadas bajo la doctrina del enemigo interno y la guerra al comunismo, propia de la escuela de las Américas y la escuela francesa que componía el adiestramiento de la vasta red criminal de los ejércitos del “mundo libre”. Por otro lado, el desastre de Top Malo House de los comandos argentinos instructores en Centroamérica o Sudáfrica, subordinados a los fascistas Aldo Rico y Seineldin, o las interminables horas de naufragio tras el hundimiento del crucero General Belgrano y el abandono injustificado de sus escoltas, los destructores Bouchard y Piedrabuena. El derribo del 1° y el 12 de mayo de un Mirage 3 y A4 por fuego de la propia tropa y el bombardeo y ametrallamiento del buque mercante Catamarca por aviación argentina, habla de la descoordinación y la falta de preparación para este tipo de contienda, ya que habían sido probados y exitosos en operativos, como el Independencia y la carnicería de la Escuelita de Famaillá, a manos del “señor muerte” Acdel Vilas y el “chacal” Bussi.

No obstante, no se pueden obviar acciones de arrojo y heroísmo en la que fijamos nuestro halago y orgullo a los soldados rasos, reclutados con pocos meses de instrucción, y que, sin embargo, supieron frenar en momentos el avance colonialista. Fueron los jóvenes soldados que quemaron el último cargador, haciendo fuego de morteros o cañones, los que lograron el repliegue salvador de sus compañeros. Más de un “cuadro” militar de carrera simuló algún accidente para pedir el traslado al continente. Buenos para estaquear, flojos para combatir.

Así lo relatan los protagonistas:

Soldado Jorge Alberto Aguirre: “Teníamos que robarle comida a los superiores. El alcance de nuestra artillería no llegaba a los buques británicos que bombardearon sin parar, incesantemente luego del 1ro de mayo. Cada soldado perdía un promedio de entre 20 y 30kg.”

Soldado Juan Carlos Fanuchi: “Nos enteramos de los sucesos de la guerra por una radio que enganchaba emisoras uruguayas. No nos bajaban ningún tipo de información. El 12 de junio llegó el Papa a la Argentina y se realizó un alto al fuego, pero los ingleses seguían avanzando.  Nuestros superiores nos impidieron que les tiráramos. Los kelpers hacían sabotaje a las usinas eléctricas para señalarles dónde hacer los bombardeos al ejército británico. Sin embargo, nuestros generales decían que los isleños eran argentinos.”

Héroes, los jóvenes soldados que se destacaron en batallas significativas de la guerra que duró 74 días como la batalla de Monte Longdon, en donde, por ejemplo, Donato Gramizzi, soldado conscripto que cae en el combate de Monte Longdon, fue desertor de la colimba porque había sido padre y necesitaba laburar.

También, Remigio Fernández, perteneciente a la compañía B del Regimiento 5, apostados en Puerto Howard, murió de desnutrición horas antes del cese al fuego del 14 de junio. Esto describe la composición de clase de la mayoría de los soldados rasos que combatieron en las Islas.

Soldado Rubén Selas Martínez: “Teníamos dos enemigos, uno lo teníamos adentro y otro lo teníamos afuera, ésa es una realidad. Estaqueaban a los que robábamos comida con la sola cobertura de una especie de lona del equipo aligerado”.

Por su parte, asegura el soldado Timoteo Portillo de Misiones: “Los cuadros de la oficialidad del Ejército se escondían de los ingleses arrancándose las tiras y entreverándose entre nosotros.”

El contexto internacional

La guerra de Malvinas puso fuera del paraguas de la OTAN a la runfla de asesinos que asaltaron el gobierno el 24 de marzo de 1976. Ellos, gobernantes temporales, estipulaban que los servicios prestados a las garras del Cóndor eran suficientes para que los yankees honraran el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y al menos intercedieran en su favor.

La “ayuda” fue semejante a poner su capacidad operativa (siete satélites y los misiles Stinger al servicio de Gran Bretaña). Es ahí donde los milicos quedaron en Offside, y el comunismo que tanto combatían acercó su mano a la justa causa anticolonial. Fueron la URSS, Cuba, Vietnam y los Sandinistas y Frente Farabundo los que alzaron su voz en favor de la razón argentina. “Hay que malvinizar Latinoamérica”, decía Fidel, que enviaba a parlamentar a su embajador Emilio Aragones Navarro y ponerse a la orden de la voluntad anticolonial. Lógicamente Galtieri rechazó la oferta. No obstante, por la parte soviética se puede dar fe comprobada.

Enfrentarse al eje yankee-británico ponía al alcance de la mano del Campo socialista la solidaridad que podría decantar en otro escenario histórico para el continente americano, entendido como el patio trasero del águila del norte. La triangulación de material bélico ruso a través de Perú y la colaboración satelital, es lo que a ciencia cierta puede contabilizarse. A los 7 satélites norteamericanos que operaban para la corona pirata, lo propio hicieron los soviéticos con Argentina, los satélites Kosmos-1368 (de reconocimiento fotográfico, que pasó a 240 km de altura sobre Malvinas todos los días de mayo y junio a las 11:00 am), Kosmos-1455, de inteligencia electrónica y Kosmos 1365 y 1372, de reconocimiento radar, fueron los que aportaron la información más importante, dando la ubicación enemiga que era atacada por la aviación nacional. Los misiles antiaéreos SA7 tierra-aire, llegaron a través de Perú y Libia.

Esto pone en contexto una bipolaridad mundial que se disputaba cada palmo del universo para las causas que defendía.

El papel de la OTAN entonces fue ajustar toda su red de influencia para salir airosa de esta contienda. La inteligencia de las FFAA brasilera informaba de la triangulación; Libia servía para el abastecimiento de armamento ruso a la Argentina; Uruguay abría espacio aéreo y marítimo a las fuerzas británicas. No sólo el Chile de Pinochet respondió a la jerarquía del águila imperial y sus asociados del Atlántico Norte.

El rol de la OTAN en el conflicto de Malvinas dejó expuestos los intereses superiores de los Estados Unidos, por encima del TIAR, que obliga a la ayuda de todos sus miembros, si un país componente, es agredido. El propósito anticomunista del surgimiento de la OTAN demostraba el interés imperial de las naciones que la componen, y es por esto que la máquina bélica de los Estados Unidos se puso al servicio de la Corona Británica. La nefasta tarea de apoyo armado a todo movimiento imperial o colonizante de los intereses más concentrados del capitalismo mundial, son su menester y tarea, así lo fue desde sus iniciales 12 miembros aquel 4 de abril de 1949 a los 32 actuales. Expandir su base operacional, para apagar cualquier foco de discordancia con la política de sometimiento que impone la Casa Blanca y sus asociados.

Malvinas enclave estratégico hoy

De las 800 bases de la OTAN ubicadas en el mundo se destacan entre ellas las del Atlántico Sur, que ya no es una inmensa guarnición y una base operativa, sino una fuente de recursos estratégicos para la economía británica y estadounidense. Además de su ubicación estratégica en función de los recursos argentinos del sur continental y los antárticos relacionados al agua dulce, el petróleo y la pesca.

Aquí se pueden enumerar las empresas que explotan el crudo con sus perforaciones petroleras; Argos Resources, Rockhopper Exploration, Borders & Southern PLC, Falkland Oil & Gas Ltd y Desire Petroleum PLC. Este enclave económico-militar colonialista es la continuación de su complejo operacional de bases que comienza en el territorio británico de Ultramar ubicado entre América del sur y África; Ascensión, Santa Elena y Tristán de Cunha, las bases de la OTAN en el Atlántico son la red de guarniciones que tienen a los hielos continentales argentinos como última conquista por realizar.

La Patria Socialista es con Malvinas

Recuperar toda la extensión territorial del país es una necesidad histórica que debe ser resuelta por el proceso revolucionario de liberación completa, que significa la revolución socialista. La riqueza y el esplendor de su geografía debe volver al amparo de la cultura y el pueblo que la defendió y la necesita. El socialismo será creación heroica, y por heroica contendrá a sus islas Malvinas y los centinelas de nuestra clase que allí descansan.