¿Nos podría comentar sobre usted? Para poder dar a los lectores una imagen de quién es el candidato de los comunistas mexicanos.
― Nací el 14 de marzo de 1965, en la ciudad de Córdoba, Veracruz, estado costero del Golfo de México, y actualmente tengo 59 años. Mis padres fueron Guillermo Dávila Cardoso, obrero electricista de la Comisión Federal de Electricidad, mi madre fue Raquel Juárez Muñoz, empleada del ayuntamiento local; ella falleció cuando yo tenía once años, soy el mayor de cinco hermanos. Además de ser un hijo de la clase obrera, me considero también un hijo de la escuela pública, pues todos mis estudios los hice en escuelas del gobierno, donde se impartía educación gratuita; egresé en 1988 de la Facultad de Biología en la Universidad Veracruzana. Estoy casado con Ermisenda González, quien también es militante del Partido y tenemos dos hijas.
Mis primeros acercamientos con el marxismo fueron las lecturas de los años adolescentes, un poco los programas educativos de la escuela secundaria, donde se estudiaba en la materia de Ciencias Sociales, lo que se denominaba entonces el bloque de los países socialistas. Es en la universidad que puedo ingresar a una organización juvenil donde se estudiaba marxismo y se hacían actividades de solidaridad con las luchas de los pueblos de Centroamérica y Sudamérica y las luchas de la clase obrera. Continué con mis lecturas y discusiones con los compañeros, leyendo al Che Guevara, a Marx, Engels, Lenin; como no tenía una guía en mis lecturas, pues leía de todo lo que hacía referencia al socialismo y a la filosofía marxista, mi adhesión al socialismo no fue algo espontáneo, fue un camino largo y con dificultades. Pero sí, es en esos años que tomo una de las dos decisiones más importantes de mi vida: la de luchar por un México socialista.
He sido profesor de secundaria y bachillerato, técnico agropecuario, funcionario público, dirigente social y sindical, y cuadro partidario; todo esto en más de 40 años que tengo como militante de la causa del socialismo.
En la Argentina, los partidos burgueses eligen los candidatos que van a competir por orden de un puñado de personas, según su conveniencia ¿Cómo elige sus candidatos un partido revolucionario como el PCM?
― Hay que decir que nuestra táctica electoral está en relación con el análisis de la coyuntura, es decir que no somos abstencionistas por principios, ni partidarios de las elecciones en todas las circunstancias. Nosotros intentamos, ante la autoridad electoral, obtener el registro como Partido Político Nacional en el 2019, y en el 2022 buscamos ser reconocidos como una Asociación Política Nacional, pero el sistema electoral en México es antidemocrático, pues excluye de participar de las elecciones a los partidos que representan los intereses de los trabajadores, y así también impiden a la clase trabajadora elegir a los cargos de representación popular a quienes representan sus intereses. Actualmente estamos participando en el proceso electoral con una candidatura a la Presidencia de la República, bajo la figura de Candidato no Registrado, que está reconocida legalmente y aparece en las boletas electorales, por lo que la decisión de participar en este proceso es ofrecerles a los trabajadores del país la posibilidad de que puedan elegir una opción que los representa verdaderamente y no las opciones en que los encasillan los partidos burgueses. Estamos difundiendo nuestro programa de lucha en forma de una plataforma programática electoral, poniendo en el centro del debate el tema del Estado: Estado burgués o Estado proletario.
Es importante decir que decir el PCM se ha dotado de un programa de lucha que es nuestro programa estratégico y que no podíamos entrar en las elecciones con un programa que redujera nuestro objetivo que es la instauración del socialismo-comunismo en el país. Con este programa intervenimos en todas las formas de lucha con las que actuamos.
En la táctica electoral el programa tenía que ser encarnado por alguien que representara también al PC de México, la Cuarta Conferencia Política Nacional de enero de este año decidió que la persona que represente al Partido y encarne su programa fuera yo y, así, fui designado candidato comunista a la Presidencia de la República. Debo decir que es una gran responsabilidad la que el Partido me ha encomendado, y yo la asumo de la misma manera.
¿Hace cuánto el PCM no intervenía en el terreno electoral? ¿Qué significa este salto para el Partido y para la clase obrera mexicana?
― Bueno, somos un partido que reconoce como válidas todas las formas de lucha que históricamente la clase obrera ha empleado para la toma del poder, entonces, nuestra acción política con las masas se expresa desde la protesta pública, hasta la movilización de las masas en la toma de instituciones gubernamentales, carreteras e incluso en acciones de confrontación con las fuerzas represivas del Estado; en la táctica electoral hemos llamado a la abstención e incluso al boicot; hoy hemos decidido participar en el próximo proceso electoral presidencial con un candidato propio, ya que consideramos hay una necesidad de hacerle saber a nuestro pueblo trabajador que sí hay alternativa ante las candidaturas de los partidos de la burguesía que limitan la participación electoral a una continuidad del actual gobierno socialdemócrata o un regreso al pasado. Nosotros planteamos que la clase obrera tiene una alternativa de futuro con el Partido Comunista, pero para ello necesitamos de la organización de las masas y de una disposición de lucha, en eso trabajamos todos los días desde hace muchos años, pero este periodo electoral nos permitirá ampliar el alcance de nuestra propaganda política.
Camarada Marco, ¿en qué contexto nacional se están dando estas elecciones? ¿Cuál es la situación de los trabajadores en México actualmente?
― Aunque el ascenso de López Obrador a la Presidencia de la República fue con un amplio apoyo popular, desde su campaña presidencial ya se veía que tenía el respaldo de un sector muy fuerte de la burguesía monopolista, por lo que nosotros, en la tercera Conferencia Política Nacional, de mayo del 2018, advertimos que su gobierno sería un gobierno antiobrero, antipopular y profundamente demagógico. Hoy, a menos de seis meses para que deje la presidencia, esta caracterización está más que confirmada: México ha desplazado a España, Australia y Surcorea en la pirámide imperialista, mientras que los niveles de vida de la clase obrera siguen descendiendo rápidamente. Mientras los principales oligarcas de nuestro país han duplicado su fortuna en este sexenio, los trabajadores hemos perdido derechos. Obrador logró imponer varias reformas constitucionales que en sexenios anteriores no lograron otros presidentes; la militarización del país, que incluye espacios de la administración pública e incluso del sector económico, pues hoy los militares manejan diversas empresas del transporte e incluso del turismo. El gobierno de López Obrador profundizó las reformas estructurales que iniciaron hace casi 36 años, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari que recompusieron el Estado. Hoy, a pesar de que hay quienes afirman que en México hay un “Estado fallido” o un “narcoestado”, lo cierto es que el Estado mexicano como forma de dominación de la clase burguesa, se ha fortalecido.
¿Cuál es la diferencia con los distintos proyectos políticos? ¿Cuáles son los principales puntos programáticos de la campaña del PCM?
― En esencia, los dos bloques electorales contendientes, tanto el que representa Claudia Sheinbaum, de MORENA, PT y el Partido Verde, como el que representa Xóchitl Gálvez, del PRI, PAN, PRD, tienen un mismo programa de gobierno, con diferencias sólo de matices, sobre todo en el tema de los programas asistenciales. El resto del programa de ambos bloques sigue fortaleciendo la maquinaria del Estado para profundizar la explotación de los trabajadores y la contención de los conflictos sociales. Es decir, siguen poniendo en el centro de su accionar político el perfeccionamiento jurídico de la defensa rancia de la propiedad privada de los medios de producción, por eso ninguna de sus propuestas de reforma constitucional o leyes secundarias impacta positivamente en beneficio de los trabajadores, ni sus medidas de gobierno, pues lo que hacen es transferir grandes cantidades de recursos económicos a los monopolios.
La propuesta que presentamos con nuestro programa de lucha y de gobierno va en un sentido totalmente contrario, no se trata de proponer reformas o “parches” al sistema capitalista; se trata de poner en el centro del debate el tema del poder, el tema del Estado. En manos de quién debe estar el nuevo poder y la nueva economía, el nuevo Estado, para romper con acuerdos interestatales, como el T-MEC, para recuperar toda la riqueza expropiada y privatizada, todos los derechos laborales, sociales, políticos y democráticos que nos han despojado; en fin, un poder obrero que permita a los trabajadores de este país comenzar a construir un futuro diferente al de la barbarie capitalista.
Creemos con firmeza que nuestro programa tiene viabilidad para el momento actual, es decir, que plantear un gobierno de los trabajadores y hablar de la instauración del socialismo-comunismo es algo necesario, pero que nos exige la organización de la clase trabajadora y su disposición a la lucha. Entonces, si logramos que esta propuesta sea escuchada y reflexionada por la mayor cantidad de trabajadoras y trabajadores del país, habremos dado grandes pasos en nuestro objetivo estratégico. Ésos son los objetivos de nuestra acción política electoral en esta campaña.