Las tensiones se agudizan en nuestra Patria. Como veníamos advirtiendo como Partido, el gobierno de Javier Milei, Victoria Villaruel, Luis Caputo y Patricia Bullrich han lanzado una ofensiva brutal contra la clase obrera y el pueblo argentino, con todas las medidas antiobreras y antipopulares. Los grados de violencia que propagan desde el gobierno representa que ellos mismos pretenden agudizar el conflicto de clase, burlándose de la represión ejercida tanto en Buenos Aires como en Rosario, y, a la vez, diciendo que se regocijan en las balas que nos tiran a los “zurdos”, además de la Ministra Bullrich aclarando que a ella no la va a asustar un muerto en una movilización; esto significa que están dispuestos a ir con toda la artillería contra nuestra clase social, y que van a imponer su plan de ajuste, entrega y represión a punta de pistola, sin ningún pudor a la hora de asesinar a un trabajador.
La represión desmedida en las jornadas contra la Ley Ómnibus, el nuevo gas lacrimógeno que ya debería ser considerado como tortura -el cual actualmente tiene un valor equivalente a dos jubilaciones mínimas-, las más de 35 encarcelaciones, las imputaciones burdas como no poder acercarse a más de 1km del Congreso Nacional, representan que este plan no pasa sin represión, y no olvidemos que van transcurridos tan sólo dos meses de gobierno, además del aumento de la carestía de la vida: el transporte que a partir del 6 del febrero en el AMBA, donde se concentra la mayor población de Argentina, costará $270 el colectivo y $130 el tren, se trata de un incremento del 250% y es el segundo en tres semanas; por otro lado, el aumento desmedido en la comida, en lo más básico como el arroz, el aceite, el fideo, etc., es el modelo capitalista que nos ofrece Javier Milei: represión, ajuste brutal y pobreza absoluta.
Este gobierno, en continuación con la línea de ajuste y de subordinación al FMI y los organismos financieros del gobierno anterior, nos está llevando a una catástrofe, ya está haciendo de la Argentina un país invivible, porque el aumento desmedido, viene con un congelamiento de los salarios y nula ayuda social, como el no aumento del Potenciar Trabajo para los sectores más explotados de nuestra clase y el no envío de mercadería para los comedores populares. Hemos visto en días anteriores cómo hubo más de 30 cuadras de cola con gente que fue a hablar y reunirse con la Ministra Sandra Pettovello, ya que no cobraron en fecha el Potenciar Trabajo, y porque no tienen directamente comida para poner en su mesa. La situación es caótica.
En términos generales el balance del Paro General realizado el día 24 de enero fue positivo, ya que no sólo se movilización la burocracia sindical, también participaron columnas independientes, sectores de izquierda, las bases de los sindicatos y muchísimos trabajadores no organizados, lo cual representa un termómetro de confrontación contra el gobierno actual, cosa que a Javier Milei le produce pánico como a todo burgués: miedo a la organización de las masas proletarias. Más allá de la Huelga, sabemos que esto como hecho aislado no alcanza; aunque se llame a una nueva huelga –que sería lo ideal–, debemos reforzar la organización en todos los sectores, radicalizar los distintos conflictos, impulsar una coordinación de las luchas, reforzar y redoblar los métodos de la clase obrera y el pueblo.
La burguesía está respondiendo con violencia cada reclamo pacífico de las últimas movilizaciones, lo hemos podido ver desde la primera jornada de lucha el 20 de diciembre hasta el inicio de sesiones a finales de enero, cuando Patricia Bullrich desplegó por completo su mal llamado “protocolo antipiquetes”, el cual no es más que simple y llanamente represión contra el pueblo trabajador. Si el único lenguaje que usan y entienden es la violencia, debemos poner en la mesa de discusión de todos los sectores obreros ocupados y desocupados, los métodos que utiliza nuestra clase contra las agresiones patronales.
Las discusiones en el Parlamento seguirán siendo dadas y está bien que así sea, pero hoy en día la batalla decisiva se dará en las calles. La que estos últimos días y semanas estuvo resistiendo los embates de los sabuesos de Patricia Bullrich, fue la clase obrera argentina, pero ya no basta con la protesta, porque la clase dominante no entiende y no quiere entender las reivindicaciones del pueblo, al contrario, buscan la manera de amedrentarnos, golpearnos, hasta torturarnos o matarnos: ésos son los métodos que tiene la burguesía.
Históricamente nosotros, la clase obrera, hemos utilizado todo el ingenio popular para resistir los distintos gobiernos de índole capitalista. Hoy nuevamente debemos rediscutir nuestros métodos y nuestras consignas, porque muy bien sabemos que, si pasa la Ley Ómnibus y si se mantiene vigente el DNU, no hay futuro posible para nuestra clase.
Todo apunta a una confrontación de clase contra clase, como históricamente lo ha habido; pero en esta etapa será mucho más agudizada. Aprendamos de las lecciones históricas, no cometamos los mismos errores. Vayamos por la Huelga General, por el piquete y la asamblea, pero también por la organización de la clase para, de una vez por todas, derrocar a este sistema explotador y cruel.
Hoy más que nunca deberemos profundizar nuestros métodos, los de nuestra clase, porque nuestra clase es invencible: podemos tirar la ley y el DNU, podemos tirar el gobierno, hasta podemos tomar el poder y cambiar el rumbo de la humanidad.