Un local comunista. Un barrio rojo

Para comenzar a pensar el Partido Comunista es necesario no separarlo de la clase obrera y la situación actual que atraviesa nuestro país. El accionar del Partido está intrínsecamente relacionado a la clase obrera, porque de ella provienen sus cuadros, y en los diferentes movimientos de masas se forjan como tal. Es precisamente esa estrecha relación la que le permite al Partido Comunista mantener en alto las necesidades de la clase, empujándola, organizándola y brindándole las herramientas del marxismo-leninismo, que son las únicas que la convertirán en verdadera forjadora de su propio destino, ya que en ellas se abre paso la posibilidad de otra realidad.  En la lucha por alcanzar esa realidad, los trabajadores finalmente podrán comenzar a desentenderse del yugo capitalista que nos mantiene como esclavos al 99%, mientras que el 1% goza de la más obscena y criminal opulencia.

El camino que hoy le toca recorrer al Partido Comunista es largo, pero la urgencia que arremete contra la clase obrera, sacudiéndola, golpeándola día tras día, es también catalizadora del accionar partidario. Encontrándonos frente a una de las crisis más fuertes del capitalismo a nivel mundial, la cual en nuestro país desembocó en un gobierno de ultraderecha, y la profundización de la dictadura de los monopolios; el Partido Comunista y su juventud se vienen desarrollando a nuevos niveles, acelerando su militancia en los diferentes espacios donde se desenvuelven. Mientras la crisis se acrecienta, y los estragos de la misma golpean cada vez más fuerte a las grandes mayorías; en los lugares de trabajo, en los espacios de estudio, en los barrios, la labor comunista se intensifica con el objetivo de acelerar el crecimiento de la organización de todos los sectores del pueblo trabajador.

De la intensificación de la labor comunista, encauzada en la acertada línea política del partido de la clase obrera, ha devenido el crecimiento, la mayor inserción, los logros y victorias del Partido, que son, precisamente, los logros y victorias de la clase en su totalidad, ya que cada paso hacia adelante significa una aproximación mayor hacia el socialismo-comunismo en la Argentina.

Uno de esos logros, una de esas victorias ha sido la inauguración del primer local del Partido Comunista Argentino, y la reapertura del histórico Centro Político-Cultural Marcelo Feito en el barrio San Francisco de Morón, localidad de la Provincia de Buenos Aires. Su nombre, en honor a nuestro camarada caído El Salvador combatiendo contra el enemigo de clase, hace honor al internacionalismo proletario, y representa las claras intenciones del Partido y su juventud de luchar hasta las últimas consecuencias por llevar adelante una revolución socialista en nuestro país.

El barrio San Francisco no ha sido una elección al azar, en sus calles se han desplegado las rojas banderas que simbolizan la emancipación, las cuales, con ansias, esperan ser llevadas hacia la victoria. En esas calles, de la mano de la experiencia territorial de la Federación Juvenil Comunista de Morón, se construyeron los cimientos de lo que hoy es el Partido Comunista Argentino. Durante más de un lustro esa Fede actúo, militó y construyó cimientos rojos, llevando las ideas del comunismo al último barrio de Morón, una de las tantas localidades de nuestro país marcadas por la historia del Partido Comunista. Con barrios que llevan sus nombres por las células del Partido, con caídos como Néstor Méndez, asesinado por una patota sindical, o los conscriptos detenidos-desaparecidos Luis “Huevo” García y Luis Pablo Steimberg. Las calles del barrio San Francisco, las calles de Morón llevan en ellas la historia del Partido Comunista, historia que se extiende hasta a la actualidad; esas calles han sido testigo de heroicos sacrificios, y por ellas han pasado camaradas que, sin dudarlo un segundo, han dado, incluso, la vida; y hoy nos toca a nosotros ser continuadores de esas historias, de esas militancias, de esos sacrificios. Nos toca redoblar los esfuerzos, acelerar el perfeccionamiento del Partido a la par de la agudización de la crisis capitalista, porque de ello depende la victoria de nuestra clase.

Para alcanzar esa victoria, es necesario un Partido Comunista fuerte, inserto y con incidencia real en los movimientos de masas, capaz de organizar y hacer que las luchas que se vienen dando sean cada vez más fuertes, más avanzadas, más coordinadas. Hoy, en Morón, ese Partido ha dado su primer gran paso para consolidarse.

OLLA POPULAR EN SANFRA

La jornada de inauguración, realizada dentro del III Festival Comunista en San Francisco, contó con la participación de cuatro bandas de rock de Morón, juegos para los más chicos, venta de Orientación, y discursos de camaradas de la célula que actúa en el barrio y del regional CABA-Zona Sur. También se vendieron diferentes materiales políticos en el marco de la 78° Campaña Financiera del Partido Comunista Argentino, con el objetivo de recaudar fondos para la Olla Popular que comenzará a funcionar en el local a partir del domingo 12 de mayo.

La Olla Popular de Sanfra nació tras la inauguración del Centro Político Cultural Marcelo Feito en el año 2019; comenzó siendo un comedor nocturno que funcionaba de lunes a viernes, pero, tras el inicio de la pandemia y la posterior cuarentena, pasó a convertirse en una olla popular. Realizada junto a vecinos del barrio, funcionó hasta finales del año 2021, y hoy, ante la difícil situación que atraviesa nuestro país, vuelve a abrir sus puertas, ya que la solidaridad de clase debe ser uno de los principales atributos de los militantes comunistas.

En un país donde casi el 60% de la población vive en la pobreza y en muchos casos la informalidad es la realidad laboral diaria de los trabajadores, el hambre y la incertidumbre son una urgencia sin respuesta. Las comidas se ven reducidas de cuatro a dos, de dos a una. Los sueldos se licúan, y el acceso a los alimentos es un privilegio.

Con un gobierno nacional que está llevando adelante un plan de entrega total, y diferentes sectores de la –supuesta– oposición al margen, desmovilizando y asegurando la preservación de la gobernabilidad burguesa; los comunistas nos proponemos hacer crecer el germen de la solidaridad. Una solidaridad que aumente hasta estallar en la bronca por las injusticias, por la desigualdad. Para que, de esa bronca, de ese enojo, se comience a perfilar una clase obrera organizada, capaz de conseguir lo que le pertenece. No la comida, sino el poder.  Porque el hambre es simplemente un síntoma, pero la enfermedad que nos lleva a padecer este tipo de vejaciones es el propio sistema capitalista, y sólo fuera de él, podremos curarnos.