Plataforma antiimperialista mundial: coordinación oportunista y anticomunista

Por Tomás Oroño

El Movimiento Comunista Internacional está pasando una clara crisis, que se ha agudizado con el inicio de la guerra imperialista entre Rusia y Ucrania, además de los debates sobre el imperialismo y la cuestión China. En medio de estos debates, en el 2022 en Paris se lanza la llamada “Plataforma Antiimperialista Mundial”, que más adelante desenmascaremos su carácter oportunista y anticomunista. Lo curioso de esta plataforma son las organizaciones que la componen: por un lado organizaciones casi inexistentes, como una de las impulsoras de la PAM, la organización surcoreana Partido Democracia Popular; por Argentina el casi inexistente Partido de Liberación (PL); también organizaciones como Vanguardia Española y su par Vanguardia Venezolana, de origen falangista y fascista; así como también, Partidos Comunistas y Obreros que han caído en el pantano del reformismo y el oportunismo, como el Partido Comunista de Bolivia, el Partido Comunista Italiano, el Partido Comunista de la Argentina, el Nuevo Partido Comunista de Yugoslavia; y otras organizaciones sin ningún tipo de inserción y simplemente testimoniales, como la Unificación Revolucionaria de Grecia y la Plataforma por la Independencia del mismo país, que tienen un política de agresión y ataque constante al partido hermano, Partido Comunista de Grecia (KKE), a través de internet específicamente, ya que no tienen ningún tipo de relevancia en la política griega. Lo llamativo de las organizaciones que participan es que varias son organizaciones rumbo a la liquidación, como es el caso del PC de Bolivia o el PC de la Argentina, que, además, han expulsado a todo militante revolucionario de sus filas; también las organizaciones que se organizan en la PAM, su política suele ser: el seguidismo a la burguesía local, la alianza con esta misma, una política reformista, y, a nivel internacional, sus posturas suelen ser posicionarse con un bando imperialista, como ha sucedido en la guerra ruso-ucraniana; y por último, pero no menor, todas estas organizaciones coinciden en atacar al Partido Comunista de Grecia (KKE), que es la organización comunista con una línea revolucionaria más grande de Europa, y una de las más grandes a nivel mundial, con una estrategia revolucionaria clara, con vocación de poder, que da la pelea en todos los frentes posibles, que tiene una gran inserción en las masas griegas, y que, para nosotros -el Partido Comunista Argentino-, es un faro y un ejemplo a seguir. Con estas características podemos empezar a ver el carácter oportunista y anticomunista que tiene la Plataforma Antiimperialista Mundial (PAM) y las organizaciones que la componen.
En primer lugar, la Plataforma Antiimperialista Mundial parte de un “error” teórico y un mal uso de la expresión imperialismo y antiimperialismo, que la coloca en el campo del oportunismo. Al no basarse en la ciencia del marxismo-leninismo, la PAM caracteriza como imperialismo sólo a EE. UU y la OTAN, que claramente son imperialistas, pero el rasgo agresivo y expansionista no es la totalidad de la teoría leninista del imperialismo. Lenin, el genio estratega de la revolución mundial, muy bien explica en sus obras, que el imperialismo es la fase monopolista del capitalismo, y como lo afirma en su obra El imperialismo, fase superior del capitalismo, dice que el capitalismo monopolista es la antesala de la revolución social del proletariado; este capitalismo, a diferencia del capitalismo pre monopolista, es un capitalismo parasitario, en descomposición y agonizante. Lenin nos enseña que todos los países estamos insertos en la pirámide imperialista mundial –aunque el PC (AP) de Chile, en su intervención en la PAM, lo niegue-, con mayor grado de desarrollo o menos, con desigualdades, pero todos los países estamos en un eslabón de la pirámide, ya que todos los países capitalistas en la época del imperialismo, que tienen una base económica monopólica, se encuentran en la etapa imperialista. La PAM, niega la obra de Lenin, y las organizaciones que la integran se han alejado del marxismo-leninismo y de los objetivos históricos de la clase obrera, y estas desviaciones llevan a declarar a Estados capitalistas como “antiimperialistas”, como Rusia, China, Venezuela, o mismos países árabes que son claramente explotadores, como es el caso de Irán; sólo porque se enfrentan contra un centro-imperialista determinado, como EE.UU o un bloque capitalista adversario a los EE.UU, no significa que sean antimperialistas. La PAM le quita el sentido de clase al término, manosea la teoría de Lenin, y pretende confundir a la clase obrera, para querer posicionarla con un bando imperialista, como lo es el eje Rusia-China, y la desprende de la lucha por la conquista del poder y el derrocamiento del capitalismo. Si el único criterio para la Plataforma Antiimperialista Mundial, que cualquier Estado capitalista que se oponga en un conflicto o en una puja entre estados o monopolios a EE. UU, es considerado “antiimperialista”, es un desconocimiento de la teoría marxista-leninista y/o una intencionalidad oportunista y anticomunista de posicionarse bajo el Estado burgués enfrentado a la OTAN-EE. UU: ¡Una canallada!
En este sentido se puede observar una parte de la intervención de Jorge Kreyness, del Partido Comunista de la Argentina (PCdeA), en el último encuentro en Atenas, que decía: “Hoy es muy interesante observar cómo algunos países, cuyos gobiernos no responden total o parcialmente al mandato del gran capital financiero, establecen vínculos de nuevo tipo entre sí y a partir de sus particulares procesos de construcción, algunos de ellos con grandes avances en desarrollo y democracia integral y otros con diversas contradicciones con los principales centros de poder opresor. Estos espacios logran imponer límites a la voracidad del imperialismo y constituyen una alternativa global. No necesariamente como avanzada de un nuevo modelo de sociedad, aunque en algunos casos avanzan con estrategias socialistas firmes y más que exitosas”.
Deberíamos creer que Kreyness o desconoce los clásicos del marxismo-leninismo o conscientemente se posiciona de manera abierta con Estados capitalistas, ya que, por un lado, dice que hay países que con “democracias integrales” o que no “responden total o parcialmente al mandato del gran capital financiero” logran poner un freno al imperialismo. Claramente esta es una posición oportunista, ya que, nuevamente repetimos, todos los países estamos insertos en la pirámide imperialista, por ende, los países capitalistas enfrentados a EE.UU no representan ninguna “alternativa global”, sólo representan los intereses de ciertos monopolios y defienden el modo de producción vigente, como Rusia, Irán, Venezuela, Nicaragua, Brasil y demás países que no se alinean con el centro-imperialista estadounidense, por eso la posición del PCdeA es antileninista y busca posicionar a la clase obrera bajo ciertos monopolios y bajo el poder burgués de ciertos Estados capitalistas. Por otro lado, también nos queda la duda de cuáles son los países que “avanzan con estrategias socialistas firmes y más que exitosas” según Jorge Kreyness, porque claramente no están a la vista. También vemos que la PAM, al alejarse del marxismo-leninismo, y como anunciábamos anteriormente, tiene una posición contraria a la teoría leninista del imperialismo, hace una caracterización errónea también sobre los bloques en disputa y las alianzas interestatales, y Jorge Kreyness lo resume bien cuando dice en su intervención en Atenas: “La esperanza de un mundo habitable, de paz y seguridad para todos, de bienestar compartido, reside hoy en las luchas populares, en el papel de los trabajadores, en la construcción de fuerzas políticas revolucionarias en cada país y entrelazadas, y en la ampliación y fortalecimiento de ámbitos como los BRICS y otras instancias de búsquedas similares.” Claramente de esta postura oportunista podemos observar varias cuestiones que caracterizan a la Plataforma: podemos observar cómo depositan su confianza y esperanza en una alianza interestatal imperialista como lo es el BRICS, no ponen su confianza en la lucha por el socialismo ni el derrocamiento del capitalismo y la instauración de la dictadura del proletariado, su esperanza radica en ciertos monopolios (chinos, rusos, indios y de demás capitales que no sean estadounidenses o de ese bloque), su esperanza está en el gobierno de Rusia, abiertamente anticomunista, capitalista y represor –además de imperialista–, su esperanza la encuentran en India, donde la clase obrera vive en condiciones paupérrimas, en la súper explotación y en la pobreza, y donde los sistemas de salud se caen a pedazos; también su esperanza la ponen en Brasil, país capitalista, donde 67,8 millones de personas viven en la pobreza, y 12,7 millones en la pobreza extrema, donde existe un pobreza estructural del 40% y un sistema de salud donde la clase obrera se muere en la puerta de los hospitales al no ser atendida. Entonces nos preguntamos: ¿Dónde se paran las organizaciones que componen la PAM? ¿Cuáles son sus objetivos? Sin duda, sus objetivos no son la toma del poder, ni el socialismo, sino beneficiar a ciertos capitalistas “antiimperialistas” –sí, aunque sea un oxímoron–. La línea política de la PAM y las organizaciones que la componen son de extrema gravedad para la clase obrera, porque, en nombre del socialismo, del comunismo y del antiimperialismo, buscan confundirla para lograr ponerla en un rol pasivo y de furgón de cola de la burguesía.
Por otro lado, la Plataforma Antiimperialista Mundial, ante su alejamiento del marxismo-leninismo y de la teoría leninista del imperialismo, hace una caracterización errónea y oportunista sobre la situación internacional, sobre la cuestión de la guerra entre Rusia y Ucrania, se posiciona junto a los monopolios rusos y chinos en esta disputa por las rutas de transporte, los mercados, los recursos naturales y la mano de obra barata, caracterizando a Rusia como “antiimperialista” y “antifascista”, cuando muy bien explicamos más atrás sobre las características del imperialismo y por qué Rusia no es antiimperialista; mientras también incurre en el uso de un concepto errado de antifascismo, ya que la lucha contra el fascismo es abiertamente la lucha contra el capitalismo que lo engendra, y Putin no tiene ningún interés de erradicar el capitalismo, por lo contrario. Un claro ejemplo de esto es parte de su Declaración, en su última reunión de Atenas, que dice: “Que no importa quién dispare el primer tiro en cualquier escalada de las guerras que se están incubando en Corea del Sur y en Taiwán, los ejércitos de la RPDC y China lucharán en una guerra de autodefensa y liberación nacional”. Claramente la Plataforma se adelanta ante una posible escalada bélica entre China y Taiwán, como parte de la etapa de guerra generalizada que estamos viviendo y que se agudizará, para poner a la clase obrera bajo la falsa bandera de liberación nacional, cuando en realidad China, como país capitalista e imperialista, lo único que busca es mayor rentabilidad de sus ganancias a costa de la explotación de la clase obrera china y la explotación en países principalmente africanos, y la PAM quiere poner a la clase obrera bajo un bando imperialista, que, en este caso, sería China.
La Plataforma intenta agrupar a lo más oportunista del Movimiento Comunista Internacional y, sumado a otras fuerzas marginales, aprovecha la crisis del Movimiento y la introducción de la ideología burguesa en una buena parte de los Partidos Comunistas, para arrastrar a la clase obrera junto a los centros imperialistas como Rusia-China o bloques imperialistas como los BRICS, para alejarla de su objetivo inmediato, que es la revolución socialista.
En último lugar, se puede observar su carácter oportunista y anticomunista en el Programa de la Plataforma Antiimperialista Mundial, donde primero alejan al antiimperialismo de la toma del poder, la destrucción del sistema, en sí, omiten todo lenguaje revolucionario, no hablan de socialismo ni de comunismo, no pronuncian cuál es el objetivo inmediato de la clase obrera, que es la revolución socialista; en su Programa lo único que mencionan es que los trabajadores deben apoyar a Rusia, China y a todos sus países satélites, en esta guerra contra el imperialismo estadounidense. Cabe también mencionar que en ese mismo Programa cometen varios graves errores teóricos, como, por ejemplo, decir que la Rusia de Putin es la continuación de la URSS, y por eso no se la puede caracterizar –según ellos– como expansionista ni imperialista, sino con el derecho a la autodefensa.
Desde nuestra perspectiva marxista-leninista, debemos enfrentar a la Plataforma Antiimperialista Mundial, que lleva una política oportunista, anticomunista y claudicante, que lo único que quiere lograr es el atraso de cualquier proceso revolucionario y posicionarse junto a la burguesía, y debemos abrir paso a la coordinación de los revolucionarios, con la herencia de la III Internacional y sus grandes cuadros que hicieron grande al MCI, que se centre en los principios del marxismo-leninismo y sirva para fortalecer los destacamentos de vanguardia en cada país.