Hace 100 años dejaba de pensar Lenin, guía y líder del proletariado mundial

El 21 de enero del corriente año se cumple un siglo desde que el gran estratega de la revolución mundial pasó a la inmortalidad, el que dirigió la primera revolución socialista en el mundo, la Gran Revolución de Octubre, que abrió paso a la transición del capitalismo al socialismo.
Fiel discípulo de Karl Marx y Friedrich Engels, llevó a la práctica la doctrina del marxismo, fundando el Partido Comunista y el primer Estado socialista del mundo; tuvo una vida dedicada a la lucha por la felicidad de la humanidad y a la organización de la clase obrera mundial; desarrolló la doctrina científica del marxismo, la cual ilumina hasta el día de hoy y le permite a la vanguardia esclarecida del proletariado, orientarse acertadamente en todas las circunstancias y conducir a la clase obrera a la lucha por la victoria, para enterrar el capitalismo y construir una sociedad sin clases, sin explotados ni explotadores, construir una sociedad socialista, donde todos los bienes materiales sean patrimonio común de la población trabajadora.
Vladimir Ilich no solo está relacionado con algo específico del pensamiento revolucionario, Lenin como gran genio del pensamiento marxista ha escrito sobre filosofía, economía, táctica y estrategia, sobre temas militares, guerra de guerrillas, sobre la cuestión del poder, sobre el Estado, entre tantas cosas más, pero en este momento de la lucha de clases en nuestro país y en el mundo, sumado a la situación del Movimiento Comunista Internacional y la situación de construcción del gran Partido Comunista que nuestra clase obrera argentina necesita, es necesario valorar algunos aspectos de Lenin, como, por ejemplo, Lenin como agitador y propagandista, como el gran constructor del Partido, como el análisis sobre el imperialismo, sobre su vida de entrega a la causa de la revolución y como el gran guía del proletariado mundial.

Lenin, la agitación y la propaganda

La agitación y propaganda leninista es un arte para construir, formar, consolidar y desarrollar el partido revolucionario. Lenin fue un gran agitador y propagandista.
En primer lugar –que su desarrollo extensivo quedará para otro artículo- fue la necesidad de unir todas las luchas y los grupos revolucionarios, a través de un gran periódico nacional, que funcione como organizador de la clase obrera, y sobre lo que Lenin insistía en que ese trabajo no podía ser artesanal, y que, como consecuencia del trabajo artesanal, los obreros no adquirían suficiente consciencia del carácter común de sus intereses. Lenin planteaba que la prensa debería servir también para debatir de cara a la clase obrera el programa del Partido, la discusión de la táctica y la estrategia, los problemas de organización, entre otros.
El periódico leninista, como organizador y difundidor de las ideas marxistas, tiene que ser la expresión fiel del Partido, un periódico que esté unificado a la lucha económica del proletariado, para que se transforme en el periódico de toda la clase obrera.
La síntesis de la propaganda leninista está plasmada por Liebknecht: estudiar, hacer propaganda, organizar.
La construcción del Partido y la edición y distribución del periódico es una relación dialéctica, por eso para las dos cosas se necesitan atributos leninistas de organización. El jefe proletario nos enseña diciendo: “Es imprescindible que los miembros o grupos de miembros del Partido, se especialicen en distintos aspectos del trabajo partidario: unos en reproducir literatura, otros en introducirla desde el extranjero, otros en distribuirla por toda Rusia, otros en repartirla por las ciudades, otros en conseguir casas para reuniones clandestinas, otros en juntar dinero, otros en organizar la correspondencia y la información acerca del movimiento, otros en funciones de enlace, etc.,etc. Semejante especialización exige, como ya lo sabemos, mucha más firmeza, una mayor capacidad de concentración para afrontar un trabajo humilde, modesto, anónimo, mucho más heroísmo que en el trabajo habitual en los círculos.”
Lenin ensaña que la labor propagandística, la educación política de las masas y la labor organizadora van de la mano, por eso también Vladimir decía que los comunistas debemos llegar a la clase obrera como teóricos, agitadores, propagandistas y como organizadores. La propaganda, la agitación y la organización son inseparables para un leninista. Con respecto a esto decía: “…no ofrece la menor duda que un Partido Comunista que quiera ser de verdad la vanguardia, el destacamento avanzado de la clase revolucionaria, del proletariado, y que desee, además, aprender a dirigir a la gran masa, no solo proletaria, sino también no proletaria, a la masa trabajadora y explotada, está obligado a saber hacer propaganda, organizar y agitar del modo más accesible, comprensible, claro y vivo tanto la para la calle, para la fábrica, como para la aldea.”
El propagandista y agitador leninista no puede ser desinteresado respecto de cómo fue el resultado de la labor agitativa y propagandista, porque el éxito de la propaganda y la agitación depende de si las palabras o las consignas causaron efecto, si sirvieron para la organización de las masas.
Hay una diferencia entre el agitador leninista y el propagandista leninista, enseñaba Lenin que el propagandista debe proporcionar un cúmulo de ideas, tantas, que al principio serán asimiladas sólo por un círculo relativamente reducido de personas; en cambio, el agitador, refiriéndose al mismo problema, debe tomar el ejemplo más significativo y conocido para quienes lo escuchan y, valiéndose de él, ofrecer a las masas sólo una idea.
Por último, Lenin alentaba a que los discursos de los agitadores y el material propagandístico del Partido estén impregnados de espíritu de combatividad y de ofensiva revolucionaria, porque el espíritu combativo de la propaganda y la agitación presupone también una lucha a muerte contra la burguesía.
Los militantes comunistas deben entregarse por completo a la causa de la revolución socialista, no hay tiempo para medias tintas, la necesidad de un gran Partido Comunista es real, y necesitamos organizadores, propagandistas y agitadores, que ya en las filas del PCA se van forjando y construirán el porvenir, el famoso horizonte rojo, donde flameará la bandera emancipadora con el martillo y la hoz.

Lenin y el imperialismo

Una de las cuestiones que aportó a la victoria de los bolcheviques, fue el análisis de Lenin sobre el desarrollo del capitalismo en Rusia y el imperialismo como fase superior y última del capitalismo, que fue necesario para trazar los objetivos, la estrategia y la táctica.
Lenin fundamentó que estamos en la etapa del imperialismo, del capitalismo monopólico, y, por ende, el imperialismo es la antesala de la revolución social del proletariado; este capitalismo, a diferencia del capitalismo pre monopolista, es un capitalismo parasitario, en descomposición y agonizante.
Vladimir Ilich plantea las características económicas fundamentales del imperialismo, que son: 1) Concentración de la producción y del capital, que ha alcanzado un tan alto grado de desarrollo, que crea monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica. 2) Fusión del capital bancario con el industrial y creación de una oligarquía financiera sobre la base de este capital financiero. 3) Extremadamente gran importancia obtiene la exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías. 4) Se establecen uniones internacionales monopolistas de los capitalistas que dividen el mundo. 5) Ha terminado la división territorial del mundo entre las potencias capitalistas más grandes. El imperialismo es el capitalismo en su fase de desarrollo, que se ha formado la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido gran importancia la exportación de capital, ha comenzado la división del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el repartimiento de todos los territorios de la tierra por los principales países capitalistas.
Por otro lado, es extremadamente importante la advertencia de Lenin que señala enfáticamente que: “Si las raíces económicas de este fenómeno (del imperialismo) no se entienden, si no se evalúa su importancia política y social, no se puede dar paso en el campo de la solución de las tareas prácticas del movimiento comunista”.
La teoría de Lenin sobre el imperialismo, sus estudios como “El desarrollo del capitalismo en Rusia” o “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, tienen que ser guía para los comunistas revolucionarios, que sirvan para trazar una estrategia y táctica acordes, como le ha servido al Partido Bolchevique para trazar una estrategia revolucionaria para romper al sistema imperialista en su eslabón más débil.
Es necesario una profundización y un estudio completo sobre el Lenin y el imperialismo, ya que, ante la degradación del MCI, hay una gran tergiversación de la obra del gran genio del marxismo, y la teoría leninista del imperialismo es reducida dogmáticamente a una determinación “centro-periferia”, a “país imperialista-país dependiente”, se llegan a análisis incorrectos como que el imperialismo es sólo una política agresiva y expansionista, pero la teoría de Lenin sobre el imperialismo muestra que el sistema imperialista es un conjunto de eslabones, que no necesariamente son iguales o parecidos, ya que también sabemos que la desigualdad entre países es una característica del capitalismo. Lenin nos enseña que todos los países estamos insertos en la pirámide imperialista mundial, con mayor grado de desarrollo o menos, con desigualdades, pero todos los países estamos en un eslabón de la pirámide, ya que todos los países capitalistas en la época del imperialismo, que tienen una base económica monopólica, se encuentran en la etapa imperialista.
La majestuosa obra de Lenin impide a los comunistas argentinos caer en oportunismos y reduccionismos, entendemos que el capitalismo en la Argentina se encuentra plenamente desarrollado, la contradicción capital/trabajo se ha desplegado y predominan en todas las regiones del país y en todos sus sectores económicos. En nuestro país las relaciones capitalistas se han arraigado hace ya varias décadas, existe un proceso constante de concentración y centralización de los capitales y donde el capitalismo de los monopolios se encuentra consolidado.
Dentro del sistema imperialista, la economía argentina ocupa el lugar 30 a nivel internacional, mientras que en América Latina ocupa el tercer lugar, sólo detrás de Brasil y México, y por encima de Chile y Colombia. La Argentina es un ejemplo claro de la interdependencia bajo el imperialismo.
El lugar de Argentina dentro del sistema imperialista lo muestra como un país intermedio en que el antagonismo principal es entre capital y trabajo, y que cuenta con la base suficiente para transitar del modo de producción capitalista al
socialismo. Por ello no tiene lógica la propuesta de una etapa intermedia entre el capitalismo y el
socialismo. Nuestra dirección principal debe ser concentrar fuerzas de la clase obrera y el conjunto de los trabajadores con el objetivo programático del socialismo, de la Revolución Socialista.
Por eso la tarea inmediata de la clase obrera argentina, no es la “liberación nacional” ni una “revolución democrático-burguesa”, sino una revolución socialista que dé paso a una sociedad sin explotados ni explotadores, y por eso la clase obrera argentina necesita un partido de vanguardia fuerte, y ese gran Partido que lo debemos hacer fuerte, es el Partido Comunista Argentino, que, bajo la guía de la obras de Lenin, se prepara para cumplir su rol histórico, que nada ni nadie podrá impedir que se cumpla.

Lenin y el Partido

A 100 años del fallecimiento del camarada Lenin, es necesario destacar su rol como organizador del Partido, el énfasis, la dedicación y la elaboración teórica sobre la necesidad del Partido para la conquista del poder. Lenin tuvo el atributo de ser el gran guía del proletariado mundial, capaz de dotar a la clase obrera de la ideología revolucionaria, de llevar a la practica la doctrina de Marx y Engels y fusionarla con el movimiento obrero, de organizar el partido revolucionario y convertirlo en el Estado Mayor unido, monolítico, del proletariado, apto para conducirlo a la victoria definitiva sobre el capitalismo.
Lenin nos ensaña con su ejemplo, la seriedad y el énfasis en la construcción partidaria, él dijo: “Dadnos una organización de revolucionarios y removeremos los cimientos de Rusia”, y así fue, Lenin pensó el Partido, como un partido de cuadros, de revolucionarios profesionales, especializados y dedicados a su construcción. La victoria bolchevique fue posible porque Lenin y lo demás camaradas no le dedicaban sus tiempos libres a la construcción del Partido, le dedicaban su vida entera, porque sabían que solo así era posible la victoria. Lenin en “¿Qué Hacer?” decía que el Partido: “debe estar formado, en lo fundamental, por hombres que hagan de las actividades revolucionarias su profesión.”
Vladimir, el constructor del gran Partido Comunista, nos enseña que el Partido es el partido de los obreros conscientes, de los disciplinados, los convencidos y actúa en la situación de la lucha de clases disponga. El Partido debe saber actuar en la clandestinidad más feroz, y en la mayor libertad democrático-burguesa, por eso un partido leninista se debe preparar para cualquier situación, en pos de cumplir el rol histórico: la instauración de la dictadura del proletariado.
El Partido, según Lenin, tiene que tener la capacidad de dirigir todas las formas de lucha que se den en cada lugar particular, y, a la vez, saber distinguir los grados de consciencia de la clase obrera y los grados de efectividad de las formas de lucha.
El Partido es el que prepara la revolución, y hoy es nuestra la tarea inmediata, con la guía teórica de Lenin debemos fortalecer al Partido Comunista Argentino, destacamento de vanguardia del proletariado argentino y sepulturero del capitalismo en nuestro país, con revolucionarios profesionales (propagandistas, agitadores, organizadores, etc.) que dediquen su vida a la construcción del Partido, que estén insertos en la lucha de clases, capaces de prender la chispa que incendiará la pradera y traerá la felicidad que la clase obrera argentina todavía no ha podido alcanzar.