El Partido Comunista del Ecuador ha llamado a su XVI Congreso Extraordinario para dar un salto en la reconstrucción revolucionaria del PCE y del Movimiento Comunista en el Ecuador. Orientacion entrevistó a Eduardo Vásquez Rojas, quien es uno de los dirigentes del Partido Comunista del Ecuador y uno de los principales camaradas que están al frente de la reconstrucción del PCE.
― Camarada, es de público conocimiento que los liquidacionistas del PCE han expulsado y marginado a todos los sectores revolucionarios dentro del Partido, ¿a qué se debe esta política expulsiva y de liquidación? ¿Cómo analizan ustedes que se ha llegado a este proceso?
En primer lugar, aquellas expulsiones no tienen ninguna validez orgánica, ellos de una manera arbitraria rompieron la tradición estatutaria, violando todo lo que implican los principios leninistas de organización y pretendiendo evadir el debate sobre los problemas del Partido. Se trata de una minoría reformista que no sobrepasa las diez personas en Guayaquil, que desconoce más del 70% de la organización y pretende organizar un falso Congreso (evento intrascendente) con militantes de otras organizaciones.
Ahora bien, esa actitud de pretender sancionar, disolver y desconocer organismos enteros, se debe a un principal factor, que es que el reformismo caló dentro de Comité Ejecutivo anterior y es ahí donde pretendieron ejecutar un proceso de liquidación, operaron en el desorden y en el liberalismo orgánico, por ejemplo, habían “militantes” miembros del Comité Central que no tenían ni célula, además de que militaban dentro de otras organizaciones políticas y recibían directrices desde el progresismo.
El PCE entró en un profundo estancamiento, y todo aquello que se estanca, entra a descomponerse; llegamos a una última etapa donde las cosas eran insostenibles.
Nuestra postura era de profundizar el debate y la reflexión sobre nuestros problemas, recuperar el carácter revolucionario y nuestra identidad, repensar en el trabajo de masas e iniciar un proceso de acumulación de fuerzas hasta poder tener una perspectiva real de disputa del poder. Ese planteamiento para ellos fue un sacrilegio, cuyo objetivo era mantener una organización en la intrascendencia y entreguismo, sin proyección de crecimiento y de fortalecimiento.
Ahora bien, nuestro análisis sobre esto fue un paso importante para la vida del Partido. Porque, en su desesperación de querer rompernos y expulsarnos, fueron ellos los que terminaron depurados, y hoy por fin estamos trabajando seriamente en la reconstrucción del PCE.
― Ustedes han tomado el mismo camino que hemos tomado nosotros, que han tomado también los camaradas brasileros del PCB-RR y que se replica en todo el continente, que es el de la reconstrucción revolucionaria. ¿Cuáles son los principales puntos de esta reconstrucción y cuáles son las principales diferencias con los oportunistas?
El principal objetivo dentro de este proceso de reconstrucción que estamos transitando, es el de la Unidad Ideológica dentro del Partido Comunista del Ecuador, independientemente a la reorganización de los organismos, simultáneamente se preparan las condiciones para el debate sobre algunos aspectos como: la caracterización de las disputas interimperialistas, el rol del Ecuador dentro de la geopolítica imperialista, la fisionomía de la burguesía ecuatoriana y sus contradicciones entre los grupos de poder, la política de alianzas, la recomposición del movimiento obrero–campesino y popular, la lectura sobre el movimiento indígena, sobre la minería y entre otros temas que nos conducirán hacia la construcción de un programa revolucionario.
Muchos camaradas me han preguntado si el XVI Congreso Extraordinario solucionará todos los problemas del Partido; en lo personal y tomando como referencia nuestra historia y la experiencia del Movimiento Comunista Internacional, considero que sí nos tomará algunos años consolidarnos en el PCE que queremos, dado que la crisis que queremos superar responde a una cuestión estructural por más de 40 años. Lo que sí estoy seguro, es que será un paso muy importante, dado que en esta etapa nos permitirá proyectarnos al futuro, nutriéndonos de nueva militancia, ejecutando un proceso real de formación de cuadros, planificando el sistema de economía y finanzas, perfeccionando la imagen por medio de una prensa y propaganda actualizada, retomando las relaciones internacionales desde una perspectiva Marxista–Leninista.
Otro tema que hemos puesto en la mesa de los comunistas, es la necesidad de apostar en la reconstrucción de los frentes de masas y la apuesta a los procesos organizativos dentro del movimiento sindical, campesino, popular, entre otros. Nosotros cometíamos un gran error, no teníamos un trabajo de evaluación y control de los militantes que tenían liderazgo en frentes, tampoco hacíamos esfuerzos por vincularnos; “el dirigente de masas del PCE” se sostenía por sus propios méritos, alianzas–acuerdos; al Partido le tocaba estar condicionado. Bueno, en este caso debemos definir bien aquello y recuperarle la autoridad al Estatuto del Partido.
En cuanto a las diferencias con el otro sector, nosotros planteamos un Partido con autoridad y una definición ideológica; en cambio, a ellos ni siquiera les interesó debatir sobre esto, porque su postura es netamente reformista y su único interés es ser simpáticos ante la socialdemocracia. Otro tema que nos diferencia mucho es el estilo de organización: nosotros estamos trabajando para fortalecer la disciplina interna, darle un verdadero sentido de organización leninista; por el contrario, del otro lado vemos liberalismo.
― Hace pocos días se conoció la fecha de convocatoria al XVI Congreso Extraordinario ¿Qué perspectivas tienen para el Congreso y post Congreso?
En el discurso del Acto Central por nuestro 98 Aniversario, Jaime Eduardo Jaramillo, Secretario General del Partido, dio a conocer las fechas de nuestro Congreso para los días 15, 16 y 17 de noviembre. En este momento tenemos una Comisión Ideológica cuyo objetivo es trabajar los proyectos de Tesis, Programa y Reformas al Estatuto; en poco tiempo tendremos los borradores finales y haremos la convocatoria oficial.
El 16 Congreso Extraordinario será una gran oportunidad para debatir, reorganizar los organismos del Partido, definir los objetivos programáticos y direccionar el trabajo de los comunistas dentro de la lucha de clases. En la próxima edición de nuestro órgano central, El Pueblo, saldrá la convocatoria oficial, donde se entregarán los documentos congresales a toda la militancia.
En estos próximos meses, nuestras Células y Comités Provinciales entrarán a estudiar, analizar y discutir sobre las tesis, programa y reformas estatutarias; es importante mencionar que se abre el debate dentro de nuestro Partido, nadie quedará fuera de este histórico ejercicio de Centralismo–Democrático. Los días del Congreso, nuestros delegados deberán ir preparados para decidir sobre el programa revolucionario del Partido.
Estamos seguros que el XVI Congreso será un gran paso para la construcción de un Partido Comunista sólido y fuerte, un destacamento revolucionario que esté presente en las luchas del pueblo ecuatoriano, que proyecte a nuestra clase al derrocamiento del capitalismo y la edificación del Socialismo–Comunismo.
― Estos acontecimientos se vienen repitiendo en el Movimiento Comunista Internacional, ¿Cómo analizan ustedes la situación del Movimiento Comunista Internacional en la región y en el mundo?
Con algunos camaradas de la región venimos conversando y reflexionando, el Movimiento Comunista Internacional tiene grandes desafíos en este periodo: la reconstrucción de los PCs en algunos países, retomar la perspectiva de revolución socialista, el crecimiento y la depuración de posiciones reformistas y entreguistas a las facciones de la burguesía.
El despertar Marxista–Leninista en nuestros Partidos irá tomando forma, los comunistas entrarán en una profunda crítica y autocrítica, dialécticamente retomarán los principios revolucionarios que han sido abandonados; no es una cuestión de capricho, es una oleada inevitable que va en función a la defensa ideológica ante direcciones liquidacionistas que han arriado las banderas y han pretendido diluir los PCs en la socialdemocracia. Por esta razón, los casos de Ecuador, Argentina y Brasil no son situaciones aisladas, a pesar de sus matices, responden a una necesidad de reconstruir aquella vanguardia de la clase obrera, el Partido Comunista.
El mundo se encuentra en una encrucijada, las guerras imperialistas, la regresión de derechos, aumento de los niveles de explotación, el colonialismo, resurgimiento de corrientes neofascistas y una distopía que se está normalizando por un capitalismo en colapso; ante esa realidad, la clase trabajadora no necesita de partidos conciliadores y chauvinistas, sino de un Movimiento Comunista capaz de orientar y conducirnos a la toma del poder. Este desafío lo tenemos presente y debemos afrontarlo.