Nuevamente, este miércoles 17 de septiembre hemos visto movilizaciones de cientos de miles de estudiantes y trabajadores que, bajo la consigna No al veto, mostraron su rechazo a la política de ajuste antiobrera y privatista que impulsa el gobierno liberal de Milei-Villarruel, con complicidad de la conducción reformista de la FUA y la FUBA, junto a la conducción peronista que, en cada facultad, impulsa la desmovilización y funciona como interventora del rectorado, rompiendo con cualquier planteo independiente de los estudiantes.
En esta marcha se vieron festejos de todos los colores políticos, tanto del trotskismo como del peronismo y los radicales de Franja Morada y Nuevo Espacio, planteando en varias ocasiones una victoria total de los estudiantes y la educación pública contra la avanzada privatizadora. Si bien, claramente, fue una alegría popular la caída del veto que frena el ajuste que hasta ayer avanzaba casi sin oposición, esto debe ser visto como lo que es: un primer paso hacia la recuperación de los centros por parte de los estudiantes y la muestra de una fuerte debilidad parlamentaria del gobierno de Milei-Villarruel, cuya interna cada día se va profundizando, armando bloques y agrupaciones paralelas a la línea y dirección que baja el gobierno nacional.
Esto no puede ser visto como una victoria. Jamás puede ser una victoria obtener migajas del gobierno nacional, con recortes de horarios brutales que se siguen manteniendo, excluyendo a gran parte de los estudiantes que hoy en día no pueden acceder a la educación porque el plan de estudios no está pensado para los trabajadores; con conducciones que toman decisiones a espaldas de los estudiantes; con docentes que cobran salarios ridículamente bajos y con no docentes que apenas pueden llegar a fin de mes.
En esta marcha presenciamos a los cómplices principales de Milei y orgullosos interventores de la gestión, como Franja Morada y Nuevo Espacio, marchar bajo la consigna No al veto junto al movimiento estudiantil y obrero que, levantando la bandera histórica de la universidad gratuita para todos los trabajadores y de la unidad obrero-estudiantil, nos acompañaron junto a los trabajadores del Garrahan, peleando codo a codo en defensa de nuestra clase, tratando de unir las luchas.
Claramente, la decisión de la UCR, Franja Morada y Nuevo Espacio no es más que una decisión oportunista, en representación de la gestión, para neutralizar cualquier lucha real del movimiento estudiantil que pueda desembocar en la urgente democratización de las universidades nacionales y la emancipación del movimiento estudiantil de las instituciones, los gobiernos y los partidos patronales. Nada diferente era la posición de los sindicatos y partidos peronistas que permitieron estos dos años cada uno de los avances del gobierno de Milei-Villarruel, yendo sistemáticamente en contra de cualquier medida de lucha que impulsaban e impulsaron la base estudiantil y docente.
Desde la Federación Juvenil Comunista – Argentina insistimos en la necesidad de una independencia total del movimiento estudiantil que logre impulsar consignas propias, ajenas a las consignas con fines especulativos de la conducción FUA y FUBA. Una universidad pública, gratuita y de calidad tiene que ser una universidad creada por y para los estudiantes, que levanten sus propias banderas y luchen contra nuestras problemáticas como estudiantes-trabajadores, sin frenos ni burocracia, que hace años dejaron de ocupar el rol de estudiantes para pasar a ser interventores.
Lamentablemente, en esta marcha universitaria la burocracia reformista y cómplice: la FUA y la FUBA, estuvo presente como cabeza de la movilización en su intento de institucionalizar esta gran lucha de los estudiantes y trabajadores. Este lastre debe ser, y será, superado a través de la propia organización de las bases, que verán, tarde o temprano, que el freno al ajuste no es el fin, sino un obstáculo más para conseguir una universidad realmente pública y gratuita.
Desde nuestro espacio obrero-estudiantil planteamos la necesidad de aclarar que la lucha no empieza y termina en una marcha: la lucha comienza a través de la organización de base, levantando consignas y reivindicaciones propias, llevando adelante tomas para apropiarnos del espacio que habitamos y rompiendo con los acuerdos antidemocráticos de la gestión UBA y las conducciones que negocian y tranzan, especulando con nuestro futuro y con nuestras casas de estudio.
La caída del veto es un gran paso, pero es un grave error parar. Convocamos a avanzar todos juntos en una unidad táctica con un plan de lucha real y concreto hasta que nos llevemos puesto a esta miseria que nos presentan como única alternativa, desde el gobierno de Milei-Villarruel hasta las conducciones actuales de la FUBA y la FUA.
Organizar la lucha es organizar nuestra victoria.