Construyamos un Partido Comunista a la altura de Victorio Codovilla: 130 aniversario de su natalicio

Victorio y su entrega revolucionaria

El 8 de febrero de 1894, en la ciudad italiana Ottobiano, nacía el guía, maestro y constructor del Partido Comunista Argentino, Victorio Codovilla. Ya desde muy joven, sus inquietudes sociales, sus ideas de lucha por un mundo mejor, lo fueron acercando a las ideas de Marx y Engels, allá en su lugar de origen. En su juventud, por falta de dinero, no pudo terminar sus estudios, ya que eran altamente costosos, y él provenía de una familia de jornaleros, en la que eran 7 hermanos, siendo el más pequeño Victorio. En 1910 empieza a trabajar en el telégrafo, y los socialistas de esa sección se interesaron por el joven Codovilla, ya que deslumbraba su inteligencia y capacidad. Un año más tarde, ya sería miembro activo del Partido Socialista.
Una de sus primeras tareas encomendadas por el PS, fue la de organizar, en una aldea cercana, a los jornaleros; aunque fue un fracaso esa primera experiencia, ante las represalias de los explotadores, fue una buena lección para el joven Victorio. Tiempo más tarde, se lo podía ver en el balcón del Consejo Municipal de Ottobiano, dando un discurso apasionado, con la plaza llena de jornaleros, donde llamaba a la unidad y la cohesión. Apenas Victorio entró al Partido Socialista, se unió al ala internacionalista, llamada “La Soffitta”, que intervenía contra la guerra turco-italiana, provocada por el afán de Italia de establecer su dominio en Trípoli.
Por su tarea internacionalista, en su lucha anti bélica, Codovilla corría peligro de ser encarcelado, y la Dirección del Partido Socialista le encomendó viajar a la Argentina, ya que habían creado una Sección en Argentina por la cantidad de migrantes italianos que estaba recibiendo nuestro país. La Dirección del PS sólo le suministró recursos para el pasaje, dando cuenta la consciencia del joven Victorio, su decisión de entregar todo, irse de su patria para organizar la clase obrera en otro país y desparramar las ideas del socialismo-comunismo.
En 1912, Victorio estaba arribando en nuestra Patria, y prontamente se puso a estudiar la historia del movimiento obrero argentino y del movimiento socialista de nuestro país. Su ingreso al Partido Socialista fue inmediato, y nuevamente, coherente con el pensamiento marxista, volvió a posicionarse junto al ala internacionalista del Partido Socialista Argentino.
Desde su llegada, integró el Centro de Estudios Sociales “Carlos Marx”, que sería el germen de la fundación del glorioso Partido Comunista. En las Juventudes Socialistas se conoce con un joven revolucionario que también cambiaría la historia de la Argentina, fundando nuestro Partido, el camarada Rodolfo Ghioldi, y juntos emprenderían el camino de construcción del partido del proletariado.
El ala revolucionaria del PSA, en la que estaba Victorio, rompe con la dirección oportunista y funda el Partido Socialista Internacional –más tarde llamado Partido Comunista-, y es una pieza clave en la construcción de una base sólida de ese Partido, tanto teóricamente como práctica y orgánicamente. Desde primer momento, adhirió a Lenin y a los bolcheviques, y más tarde a la Komintern. Sin duda Victorio Codovilla ha sido un fiel discípulo de Lenin y la Gran Revolución Socialista de Octubre.
Ya desde antes de la ruptura, los marxistas revolucionarios editaban el periódico “La Internacional”, que pasó a ser el primer periódico de nuestro Partido. Ya conformado el PCA, Codovilla entrega sus días y noches a la construcción partidaria, ya desde el principio es miembro del CC y del Buró Político. En 1921 el Partido dispuso que el camarada Victorio pasara a cumplir tareas a tiempo completo, participando en la edición del periódico “La Internacional” y, a la vez, dirigir la actividad financiera del Partido. Gracias a la labor de Codovilla y los demás camaradas del periódico, a la capacidad organizativa de las finanzas, y al esclarecimiento, todo afiliado había comprendido la importancia y la necesidad de que el Partido tenga su propia imprenta, y para eso, todos los miembros del Partido entregaban mensualmente la mitad de su sueldo para que su periódico pudiera existir. No hubo un solo caso en que “La Internacional” dejara de aparecer, o que no se editara una u otra publicación. A pesar de ser un gran organizador de las finanzas del Partido durante los primeros años, uno de los problemas principales era la falta de revolucionarios profesionales, y hay muchos testimonios que cuentan que Victorio Codovilla pasaba días sin comer, ya que estaba dedicado a tiempo completo a la organización del Partido y a la edición del periódico. Esto representa la entrega revolucionaria que ha caracterizado a Victorio a lo largo de su vida, no sólo arriesgando todo y dando la vida entera al Partido y a la causa del socialismo-comunismo, sino también sufriendo cárcel, exilio y destierro.

Retrato de Victorio Codovilla realizado por Juan Carlos Castagnino

Codovilla, el internacionalista

La primera tarea internacional se le fue dada a principios de 1924. Primero viajó a Londres para establecer contacto con el Movimiento Antiimperialista Inglés, luego estuvo en Berlín en el Congreso Internacional del Socorro Obrero, y allí conoció a grandes camaradas como Clara Zetkin, Francisco Miziano, entre otros. Al llegar a Moscú a fines del mismo año, se le encomendó abocarse a las labores de la Internacional Comunista.
Victorio siempre fue un internacionalista, algo que se pudo ver desde joven en su Ottobiano querido, y se mantuvo siempre firme y coherente en la misma línea. Ya en 1927, Codovilla exhortaba al proletariado mundial a brindar apoyo a la Nicaragua de Sandino, y, junto a Herny Barbusse, Alberto Einstein, Julio Antonio Mella, Jorge Dimitrov, Augusto Sandino, entre otros, participó activamente en las labores de la Liga Antiimperialista, primera organización amplia del Frente Único de la clase obrera internacional.
Ya a principios de la década del 30, fue destinado por el Comité Ejecutivo de la IC como jefe de la representación en España. La designación se debía a que ya en ese tiempo era muy conocido en el MCI como un internacionalista firme y consecuente, además de un organizador de gran talento. Comenzó sus tareas en tierra española en el año 1932, conocido como “camarada Luis” y “camarada Medina”; y a los pocos meses fue arrestado junto a otros camaradas. Sin embargo, la policía no sabía quién era en verdad el comunista Medina detenido en esa ocasión. Después de ser puesto en libertad, pasa a la clandestinidad junto a su esposa, Ítala, donde constantemente se tenían que mudar como consecuencia de la persecución y la vigilancia que le montaban los sabuesos.
Cuando en España estaba por estallar la guerra, con el inicio del motín militar, la IC le encomendó a Victorio quedarse en España para poder ayudar al Partido a movilizar fuerzas con el objetivo de repeler el golpe y la intervención de Hitler y Mussolini. Codovilla tuvo un rol clave en la resistencia, principalmente en la formación de las Brigadas Internacionales. En la Comisión Política se encontraba José Díaz, Luiggi Longo, Victorio Codovilla, entre otros, que desempeñaron, junto con el Consejo Militar, un gran papel en la organización de las Brigadas Internacionales y en su actuación combativa.
Enrique Lister, jefe legendario de las tropas republicanas, escribió: “El 31 de Octubre y el 1 de Noviembre tienen lugar sangrientos combates en todo lo largo del frente y solo al final de este ultimo día el enemigo conquisto Valdemoro. Cuando más duros eran los combates y la aviación enemiga nos bombardeaba y ametrallaba desde muy baja altura, se presentaron el frente José Díaz, Dolores Ibarruri, y Victorio Codovilla –entre otros-. Su presencia y sus palabras eran un formidable refuerzo para levantar la moral de los combatientes, pero para mí representaba un motivo más de preocupación por inminente peligro que corrian de ser muertos o quedarse cercados, ya que el enemigo estaba realizando un movimiento envolvente por Valdemoro”. El testimonio de Lister representa la decisión y la firmeza de Victorio, que el internacionalismo no sólo estaba escrito es sus discursos, como un firme bolchevique puso el cuerpo por las ideas del socialismo-comunismo.
En medio de sus tareas en España fue relevado, y se instaló en Paris para seguir sus tareas internacionalistas y dirigir el Comité Internacional de Ayuda a España Republicana, que organizaba el envío de alimentos y demás víveres que necesitaban los combatientes españoles. El mismo camarada “Comandante Ortiz” decía: “Con dirigentes como Codovilla uno puede hacerlo todo y estar dispuesto a todo”.
Las grandes masas españolas y de distintas partes del mundo están agradecidas con el revolucionario Victorio Codovilla, ya que no dudó un segundo en dar su vida por la noble causa de los pueblos del mundo, en el lugar donde sea, en las condiciones que sea, siempre lo iban a encontrar en la primera línea de fuego. Ésta sólo es una pequeña página de la historia que Victorio ha escrito en el libro del internacionalismo proletario mundial, y que orgullosamente llevamos como bandera.

Victorio Codovilla y su esposa, Ítala, junto a Dolores Ibarruri, “La Pasionaria” (julio de 1963)

Contra las desviaciones en el seno del Partido

En el proceso de construcción del Partido Comunista Argentino, legítimo heredero de la gesta del 5 y 6 de Enero de 1918, único PC que se mantiene firme en la doctrina del marxismo-leninismo, es necesario leer y releer las obras de Victorio, ya que fue protagonista en la consolidación del Partido, y en el desarrollo de tal, combatiendo contras las distintas corrientes internas que querían desviar al Partido de su objetivo histórico. Dentro del proceso de los primeros diez años, hasta el VIII Congreso, entre 1918-1928, surgieron varias corrientes internas, primero la batalla contra los elementos artesanos y pequeñoburgueses, más tarde contra los elementos trotskizantes, contra las corrientes anarcosindicalistas y “revolucionarias” que convivían en el Partido, mientras también se encontraban las corrientes frentistas y verbalistas, que, gracias a su labor contrarrevolucionario dentro del Partido, impedían que su actividad y su Programa avancen en un sentido revolucionario. Más tarde la lucha contra los “chispitas” y Penelón, y su posterior derrota, abrió paso a la construcción de un verdadero partido marxista-leninista.
Pero en esta intervención, nos ocuparemos de una de las polémicas surgidas durante la década del 50, cuando la corriente nacionalista-burgués, intentó apoderarse del Partido, llevarlo a la cola del peronismo y, por último, liquidarlo.
Mientras Codovilla se encontraba fuera del país cumpliendo tareas, los agentes del enemigo aprovecharon para introducir en el Partido ideas extrañas, que buscaban conducir a nuestra organización a la liquidación. En primer lugar, quien encabezaba esta idea era Juan José Real, Secretario de Organización nacional del PCA; en segundo lugar, Victorio analiza que estas ideas se dan con la nueva ola nacionalista burguesa, y dice: “¿Cuáles son las causas? Creo que debemos buscarlas en la ola nacionalista burguesa – fascista o “democrática”- que se ha iniciado en nuestro país desde el advenimiento del peronismo al poder…”.
La actividad del Partido, en primer lugar, fue paralizada, ya que según Real, había varios problemas para la difusión de los documentos, las masas no entendían nuestra línea –por ende, desacreditaba la justeza de la línea y de la Dirección-, y se había paralizado la Campaña de afiliación, un claro ejemplo de liquidación. El contrabando ideológico nacionalista-burgués comienza en circulares internas, desacreditando el XI Congreso, y llevando el contrabando a nuestro periódico de este momento “Nuestra Palabra” y a la revista teórica “Nueva Era”, empezando por criticar los clásicos del marxismo y, a la vez, llevar confusión a la gran masa de afiliados, todo para justiciar que el Partido debería apoyar incondicionalmente a Perón.
La labor de Juan José Real de paralizar la actividad del Partido, de confundir a los camaradas, de crear fraccionalismos y de llevar de furgón de cola de la burguesía a nuestra organización, da clara imagen de lo que pretende el enemigo de clase hacer con nuestro Partido; lo ha intentado desde su fundación, pero, firmes en el marxismo-leninismo, firmes en la vigilancia revolucionaria, y firmes en las enseñanzas de Victorio Codovilla, construiremos un Partido a la altura de las circunstancias, en combate contra el enemigo de clase, los oportunistas y las distintas desviaciones que quieran introducirse en nuestro Partido.

XXII Congreso del PCUS, Victorio Codovilla y los miembros del Comité Central del Partido Comunista Argentino Paulino González Alberdi e Irma Othar.

El constructor del Partido de nuevo tipo

Codovilla fue clave en la construcción del Partido un partido de carácter leninista, que se contraponía a todo lo viejo de los partidos burgueses y socialdemócratas que había visto la Argentina. Era el primer partido obrero que se ponía de pie, con una democracia interna distinta, con un programa distintos y con un objetivo distinto: un partido de nuevo tipo.

Victorio nos enseñaba: “Podemos y debemos transformarnos en el gran partido de la clase obrera y el pueblo. Para llegar a serlo es necesario encuadrar sólidamente en la organización a los nuevos afiliados, darles un trabajo concreto de acuerdo con sus posibilidades y sus actitudes, educarlos políticamente y, sobre todo, conseguir que asimilen lo esencial de la teoría marxista-leninista”. Estas enseñanzas nos dan una guía básica para los primeros pasos en la construcción del gran Partido Comunista.

El partido leninista de nuevo tipo se caracteriza también por su democracia interna, que es el centralismo democrático, que es la base de nuestro Partido, cómo nos manejamos, y es de importancia absoluta la asimilación de nuestra democracia en todos los afiliados, porque es un atributo que ningún partido tiene, ni los peronistas, ni los “comunistas” que usan prácticas peronistas, ni los radicales, ni la izquierda parlamentaria. Nuestro Partido es un partido de nuevo tipo, donde las decisiones son tomada por la mayoría y aplicada por la totalidad del colectivo, mientras que otra de las características del partido de nuevo tipo es la disciplina revolucionaria, que, a diferencia de la disciplina militar, significa una disciplina consciente que sirve para llevar adelante la línea del Partido, el desarrollo en el movimiento de masas, llevar a la práctica lo decidido por la mayoría del colectivo –aunque se haya quedado en minoría–. Esta disciplina revolucionaria es la que permite llevar adelante la gran tarea de la muerte del capitalismo y la instauración de un nuevo sistema: el socialismo-comunismo; y eso conlleva dedicación, convencimiento, riesgo, mucho esfuerzo y principalmente disciplina. Sobre esto Codovilla nos decía: “La democracia interna es una de las condiciones esenciales para el desarrollo de las organizaciones. Los comunistas la han practicado siempre en las condiciones de la legalidad. Es sabido que el principio básico en que radica la fuerza de nuestro Partido es la unidad de acción de nuestros miembros y la disciplina voluntariamente admitida. Pero justamente, para que la disciplina y la unidad de acción en el Partido sea cada día más fuertes y más eficaces, es preciso que en el seno del Partido se discutan las diversas opiniones, que se permita la crítica, que se practique la autocrítica, única forma que la línea política y táctica del Partido sea el resultado de la elaboración común, y que sea aplicada sin reservas. Eso servirá también para demostrar algunos de los nuevos afiliados que durante cierto tiempo estuvieron en las puertas del Partido, y a otros que todavía lo están, a pesar de estar de acuerdo con su política, que su temor a la disciplina comunista, que les parece como algo así como una disciplina ciega, de cuartel, es infundado, porque la disciplina nuestra es la que consciente y libremente establece sus propios afiliados en forma democrática. Eso sí, en nuestro Partido no hay lugar para lucha de fracciones, de grupos o tendencias, que conducirían a la formación de varios centros dirigentes, paralizando así la acción del Partido, o llevándolo a su disgregación. Tal libertad de acción en el seno de nuestro Partido, nosotros no la entendemos. La experiencia nos demuestra que partidos políticos poderosos se han visto trabados en su acción en momentos decisivos, a causa, precisamente, de los grupos y tendencias que de adjudicaban, cada uno por su parte, la tradición política del Partido y el derecho de dirigirlo. Nuestra disciplina se basa en la aceptación de la línea después de ser discutida. Pero tomada la decisión por la mayoría, desaparece mayoría y minoría, la decisión tomada es obligatoria para todos y el Partido en su conjunto la aplica sin reservas. Esta es la fuerza de nuestro Partido, y a esta fuerza no debemos renunciar.”

Hoy la gran tarea del Partido Comunista Argentino es terminar de consolidar ese partido de nuevo tipo, leninista, con vocación de poder, con una estrategia revolucionaria que guíe a la clase obrera a cumplir su objetivo histórico, y, con las enseñanzas de los bolcheviques y de Victorio Codovilla avanzamos a poner de pie nuevamente a la mayor organización revolucionaria que ha visto nuestra Patria: el Partido Comunista.

Los herederos de Victorio Codovilla

Los constructores del Partido Comunista Argentino, que llevan en su espalda los 106 años de historia del partido del proletariado y la esperanza, se guiaron y se guían en Victorio Codovilla y los grandes camaradas que hicieron al Partido Comunista glorioso, que lograron construir una organización lista para la toma del poder, con gran poder militar, organizativo, influencia de masas y firmeza revolucionaria para llevar adelante el objetivo histórico.
Hoy, en esta nueva etapa de la lucha de clases, con su agudización, tanto a nivel nacional e internacional, sumado a la crisis del Movimiento Comunista Internacional, debemos volver a las obras de Codovilla, como guía para la práctica y la construcción partidaria.
Su lucha contra la desviación nacionalista burguesa, nos orienta lo que ha pasado, cómo los agentes enemigos del Partido querían llevarlo a la liquidación, pero Victorio, junto a la mayoría de los camaradas del CC, dieron una batalla a muerte contra las desviaciones en el seno del Partido; sin embargo, años después, esa tendencia terminó ganando y lo vemos en el Partido Comunista de la Argentina, paralizado, en el pantano del reformismo, desorganizado y destrozado, y todo ello es a causa del avance de las corrientes oportunistas internas. Por eso, con el ejemplo de Codovilla, no permitiremos que los agentes del enemigo actúen en nuestro seno, que impidan que el Partido Comunista Argentino paralice su actividad –como pasó con el PCdeA- y lo lleve camino a su liquidación. Construiremos un Partido a la altura de Codovilla, un partido monolítico, de una sola pieza, con gran inserción en el movimiento obrero y con la capacidad de actuar en las condiciones que la lucha de clases imponga.
El Partido Comunista Argentino se hace carne de las enseñanzas de Victorio, principalmente de la defensa de la línea independiente del Partido y de la construcción de la organización como vanguardia de la clase obrera argentina. También reivindicamos su combate y su análisis contra el fenómeno peronista, que bien expresamos en las Tesis de la Conferencia Nacional de Organización realizado en 2023, que decía: “Los comunistas argentinos expresamos colectivamente a través del aporte de V. Codovilla en tiempo, la crítica al fenómeno del populismo de nefastas consecuencias para la organización y acción política de los trabajadores de América Latina. Inicialmente los partidos comunistas de la región enfrentaron correctamente a esa tendencia que apareció en los años 20, que buscó ejercer el rol del bonapartismo que Marx describió: situarse aparentemente por encima del conflicto de clase, expresar supuestamente el conjunto de los intereses de las clases en conflicto, conduciendo a la subordinación del proletariado a la burguesía, a la perdida de la independencia de clase, de la autonomía política y organizativa y al desarme de su potencialidad revolucionaria.”
Construir un Partido a la altura de Victorio Codovilla es la tarea que tenemos, remarcando los errores teóricos y prácticos, pero reafirmando las grandes enseñanzas y el gran ejemplo como constructor de la mayor organización revolucionaria de la Argentina. Orgullosamente somos los bolches, los bolches de Argentina, los herederos de Victorio Codovilla.