Javier Milei, junto a la pandilla de usureros y saqueadores que lo acompaña, continúa su plan de entrega, ajuste y represión, con avances en los marcos legales del ajuste y el saqueo, como lo es la Ley Bases; mientras tanto, el peronismo como una de las principales fuerzas de la burguesía, apuesta a la llamada “paz entre clases”, buscando posicionarse sobre el conflicto de clase, y apostando a un nuevo mandato tras el desastre inminente del proyecto liberal del gobierno actual.
Es momento de que la clase trabajadora y el pueblo argentino discutan la salida de la crisis. Por un lado, el liberalismo ya propuso su proyecto “anarcocapitalista”, que, en la práctica, no es más que un clásico plan liberal de saqueo y entrega, como en menor medida fue el gobierno de Macri, o la política económica de Menem, etc. Por otro lado, el único sector de oposición fuerte que está proponiendo un programa, es el peronismo ortodoxo de Guillermo Moreno, apoyado por una parte de la burguesía industrial y parte de los monopolios. La salida que propone el peronismo es ideológicamente “volver a las raíces”, con un proceso de industrialización, pero a la vez comprometidos con el Fondo Monetario Internacional y demás organismos financieros para pagar la deuda ilegítima tomada por los últimos gobiernos. Su propuesta en concreto es comprometerse con la burguesía en poder maximizar sus ganancias sin ningún tipo de conflicto social, sin paros, ni bloqueos de fábricas, ni grandes movilizaciones. En ese sentido, en los últimos días se reunieron los equipos técnicos económicos del peronismo, convocados por Moreno, para tratar el programa a llevar adelante, siendo algunos de los puntos que destacan la política monetaria, la política fiscal y la política de ingreso, priorizando la tasa de acumulación de capitales; por otro lado, sostienen y ponen como ejemplo a México, hoy uno de los principales proveedores de Estados Unidos, mientras planean hacer una gesta de ese mismo estilo. Bajo nuestra perspectiva marxista, esto significa que el peronismo tiene como objetivo poner a la Argentina en niveles más altos dentro de la pirámide imperialista mundial, que logre jugar un rol más destacado dentro de la región y el mundo; México, con su administración socialdemócrata, ha avanzado en su posición en la pirámide, superando a países como España, Australia, Corea del Sur, entre otros. Ésa es la salida que propone el peronismo. Por eso no queda duda que, al igual que Milei, son enemigos de la clase obrera y el pueblo, y deben ser combatidos de la misma manera, porque se diferencian en los métodos y hasta un poco en el discurso, pero los objetivos son los mismos: prolongar el capitalismo en Argentina y lograr desarmar aún más a la clase obrera, desmovilizarla e impedir a toda costa que cumpla su misión histórica.
Por otro lado, quedamos los comunistas para proponer otra salida. En primer lugar, creemos que debemos ver las tareas actuales, como la necesidad inmediata de la coordinación de las luchas que actualmente están estallando en todos los puntos del país, para darles una dirección revolucionaria, y romper con el espontaneismo y la dispersión de nuestra clase; es urgente lograr una unidad de las luchas del estudiantado, los trabajadores despedidos, las luchas por los salarios de los trabajadores ocupados, las luchas de los trabajadores rurales y de todos los movimientos de masas que hoy se encuentran afectados por la política antiobrera y antipopular de Javier Milei y su gabinete de entreguistas. En segundo lugar, debemos romper con cierto quietismo del movimiento popular, y volver a discutir las formas de lucha que la clase obrera debe emplear para derrotar el Plan Motosierra, además de romper con el discurso desmovilizador del peronismo, el mismo que dice que “hay que esperar” porque volverán y generarán una gesta histórica que logrará mayor distribución del ingreso. Los comunistas sabemos que ese discurso es sólo una promesa vacía con el objetivo de volver al poder, para seguir sosteniendo el mismo modelo de producción; en primer lugar, a través de él, buscan volver a administrar este sistema de explotación y de expoliación para seguir llenándole los bolsillos a los monopolios, y, en segundo, su objetivo inmediato es garantizar la gobernabilidad de Javier Milei. En tercer lugar, los comunistas tenemos propuestas concretas: la manera de derrocar al gobierno de los monopolios es la organización y la radicalización, ya que a través de las grandes acciones de masas debemos ir pasando a una ofensiva y no quedarnos en la resistencia eterna; por otro lado, hay medidas concretas que sacarían al país de este desastre al que nos han llevado las distintas administraciones capitalistas (ejemplo de esto es la supresión de toda deuda externa y la suspensión de todo compromiso internacional con el FMI, el Banco Mundial y cualquier otro mecanismo multilateral; el control central del comercio exterior; el control central de todas las actividades estratégicas; la estatización de las empresas de los servicios básicos, y establecer una proporción entre su valor y los ingresos; la confiscación de todas las viviendas ociosas y, garantía de techo digno para el pueblo, entre otras). Por último, las propuestas de Programa que hacemos, no podrían llevarse a cabo sin una decisión política que venga de la clase explotada, y es por eso que nuestra propuesta central para llevar adelante medidas a favor de los intereses de la clase obrera es la Revolución Socialista, es la organización para la toma del poder por parte de nuestra clase, por lo tanto, las tareas inmediatas de la clase obrera no tienen que concentrarse en frentes electorales, ni en alianzas con sectores de la burguesía, ni promover las etapas intermedias entre el capitalismo y el socialismo.
La estrategia de la Revolución Socialista implica múltiples direcciones de trabajo con el propósito de atraer a la clase obrera al movimiento real en pro de su programa histórico. Por eso parte de nuestra táctica consiste en abanderar una plataforma programática de lucha que permita un reagrupamiento anticapitalista, y que asegure la conexión entre la batalla cotidiana y la misión histórica, conexión que asegura el Partido Comunista con su teoría, agitación y propaganda, que dan marco a una intervención decidida en el curso de la lucha de clases.
La tarea inmediata de la clase obrera es el socialismo. Nuestra propuesta central es derrocar a la burguesía y al Estado burgués, e instalar el poder obrero y popular, es expropiar y socializar a los monopolios y todos los medios de producción concentrados, aboliendo la propiedad privada sobre ellos; y para llegar a tal punto, debemos preparar el teatro de operaciones en el día a día, la movilización, la organización, la profundización de los métodos de lucha, y el paso a la ofensiva allanará el camino para la toma del poder.