Federación Juvenil Comunista – Universidad de Buenos Aires
En el día de ayer fuimos testigos de cómo los rectores y la burocracia universitaria están totalmente dispuestos a acordar con el gobierno ajustador de Javier Milei y respaldar y garantizar su plan de vaciamiento de la educación pública, acordando, a cambio de una suma irrisoria, la decisión de suspender sin un motivo real la emergencia presupuestaria declarada por las autoridades de la Universidad de Buenos Aires, un gesto bochornoso de claudicación y entrega, totalmente a espaldas de la lucha masiva y la realidad que los estudiantes vienen atravesando en estos últimos tiempos. Esto no es sólo uno de los grandes golpes que ha sufrido la clase trabajadora por parte del gobierno ultraderechista de Javier Milei, sino que demuestra nuevamente que, sin un movimiento estudiantil consciente de su condición de clase y con el objetivo de tomar el poder dentro de las facultades, las mismas están condenadas a ser cooptadas por “agrupaciones estudiantiles” cómplices del ajuste y garantes del mismo en la práctica, como las que están dentro del reformismo, como Franja Morada y Nuevo Espacio o del Peronismo, algo que se vio reflejado en el bloque de Filosofía y Letras que decidió abstenerse para permitir que se tome esta medida antiestudiantil.
Esto demuestra las consecuencias de dejar los destinos de los estudiantes, docentes y trabajadores no docentes en manos de espacios burocráticos en cuyos intereses está como tarea urgente la fragmentación y desarticulación de la lucha estudiantil y cualquier contenido político verdaderamente confrontativo que pueda tener. Hoy tenemos la necesidad urgente de volver a poner en pie un movimiento estudiantil acorde a lo que está sucediendo y las luchas que se avecinan, de recuperar la fuerza que ha tenido la lucha universitaria a lo largo de la historia de la Argentina como bastión de la clase para la disputa por el poder y protagonista de incontables gestas de las más heroicas, como lo puede ser el caso del Cordobazo, para recuperar los Centros de estudiantes y los diferentes espacios de las garras de aquéllos que han traicionado a los estudiantes y los trabajadores de nuestro país.
Emiliano Yacobitti, histórico burócrata radical y “cuadro” de la corriente reformista, ex militante de la Franja Morada, ex presidente del Centro de estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas, ex presidente de la Federación Universitaria Argentina y actual Vice-rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires, publicó en sus Redes Sociales intentando vender este nuevo ataque a los estudiantes y trabajadores universitarios como una victoria de las luchas que se vienen gestando dentro de las aulas y pasillos de todas las facultades de la Universidad Nacional de Buenos Aires, mientras tanto Franja Morada acusa a la UBA de no “importarle las demás universidades” intentando desviar la discusión hacia un conflicto inexistente entre la Universidad Nacional de Buenos Aires y las Universidades del Conurbano.
Lo que omiten decir Yacobitti y La Franja Morada es que el aumento pactado con el gobierno rige sólo sobre los gastos de funcionamiento y los servicios sanitarios que presta la Facultad de Medicina, esto quiere decir que es todavía una incógnita de dónde saldrán los fondos necesarios para el mantenimiento de los edificios, los programas de ciencia e investigación y, sobre todo, el pago de los salarios de los trabajadores de la comunidad universitaria, que representa la enorme mayoría del presupuesto de las casas de estudio. Es así que, por un lado, quienes han demostrado, ya sin dejar ningún lugar a dudas y de la manera más cobarde, su voluntad de entregar a los estudiantes y trabajadores para aferrarse a sus puestos de poder en la burocracia, se vanaglorian de sus acuerdos con los enemigos del estudiantado, mientras pretenden apropiarse y proclamarse como voceros de la lucha de los estudiantes; y por otro lado, el gobierno ha logrado con éxito instalar su operación mediática, convenciendo incluso a parte considerable del movimiento estudiantil organizado de aceptar de una forma u otra la emergencia presupuestaria de la UBA como una cuestión saldada, y corriendo el foco de la discusión a un supuesto favoritismo hacia la misma, fomentando la fragmentación de la lucha, y, lo que es más peligroso, incluso posicionado a los estudiantes de la UBA como una suerte de cómplices o de plano traidores; un discurso claramente funcional al gobierno de Javier Milei y su plan de vaciamiento y mercantilización de la educación universitaria, que promueve una riña inexistente y carece de contenido político alguno, un intento más por parte del oficialismo de dividir y desmovilizar. A su vez, abre las puertas y habilita totalmente a las autoridades de las diferentes universidades a cerrar acuerdos similares y venderse como héroes y defensores de la educación, cosa que ya estamos viendo ponerse en práctica, por ejemplo, el Consejo Interuniversitario Nacional llama a pedir por “Un incremento igual al de la UBA”.
Los comunistas tenemos en claro que la emergencia presupuestaria continúa siendo una realidad, tanto en la UBA como en las diferentes universidades del AMBA y el país en su extensión, así las autoridades de la Universidad pretendan ocultarlo. Tenemos en claro que las mismas no plantean ni mucho menos han avanzado hacia ninguna solución para los trabajadores docentes y no docentes, ni hablar de la recomposición de sus salarios, y que no está en su interés hacerlo ni son capaces de garantizar el normal desarrollo de la cursada.
Los estudiantes, en primer lugar, debemos hacer énfasis en esta realidad, y no permitir la imposición de la narrativa oficialista que pretende ocultar el hecho de que es responsable de llevar a la universidad pública argentina al momento más crítico de su historia, de que es responsable de su desfinanciamiento. Pero también debemos urgentemente organizarnos y desplazar a estos enemigos internos que fraccionan, desmovilizan y promueven el derrotismo para salvaguardar sus acuerdos a puertas cerradas a espaldas de los estudiantes y mantener su rol de administradores del ajuste. Debemos romper con estos espacios burocráticos que, enquistados en los Centros de estudiantes, obstaculizan a consciencia el desarrollo de un movimiento en pie de lucha que enfrente abiertamente al gobierno nacional y a la burguesía, que pretenden limitar su acción a un mero rol de subsistencia, cuando ya la situación es límite y se hace necesario un lavado de cara. Por el contrario, es momento de recordar que los estudiantes tenemos la fuerza para plantarle cara a éste y cualquier otro gobierno burgués, que el estudiantado y la clase trabajadora en unidad son capaces de derrotar y tirar a cualquier gobierno capitalista que pretenda avanzar contra las conquistas obreras, y que no debemos luchar por migajas, debemos luchar por el poder, por una universidad por y para los trabajadores, y no meramente por las condiciones mínimas e indispensables para la continuación de su existencia.
Es momento de llevar a todos los espacios necesarios la discusión fundamental de la necesidad de reevaluar la estrategia y los métodos empleados, de revisar la heroica historia de los estudiantes de esta patria que demostraron el camino a seguir, dispuestos a tomar todas las acciones necesarias para garantizar el triunfo de los estudiantes, así sea la toma de los centros de estudio por tiempo indefinido, una discusión que ya no puede postergarse más, y que es necesaria para poder construir auténticos planes de lucha que le pongan un freno a este proceso de avance liberal y mercantilizador con reclamos y objetivos claros, proceso que no comenzó en diciembre de 2023, sino que en la Argentina y en el mundo es impulsado hace décadas por lo peor de la burguesía, y ante una nueva ofensiva sin o con escasos precedentes, debe ser nuestra generación la que le ponga un freno.
Frente a un gobierno que día a día pretende destruir toda conquista de los trabajadores, las universidades deben ser un espacio de organización del estudiantado, para que en unidad con la clase obrera podamos derrotar este Plan Motosierra e ir hacia la conquista del poder.
Debemos, como estudiantes, cuestionarnos el por qué un momento histórico tan crítico nos encuentra en este estado de inacción y desorganización, cuando peligra la mera existencia de la universidad pública como tal, y cuando las condiciones de cursada son cada vez más excluyentes y la vida se encarece día a día empujándonos a empleos cada vez más precarizados, e intervenir inmediatamente para remediar esta situación.